Crean la cuarta área marina protegida más grande del mundo

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Las islas Tristán de Acuña, situadas en el Atlántico Sur, se han convertido en la cuarta zona marina protegida más grande del mundo. En el archipiélago, perteneciente a Reino Unido, se prohíben las actividades extractivas (minería y pesca industrial) para proteger su ecosistema y su biodiversidad marina.

Las islas de Tristán de Acuña están situadas en mitad del Atlántico Sur. Los territorios más cercanos son Sudáfrica, Sudamérica y la Antártida.

El grupo de islas está compuesto por Tristán de Acuña, Gough, Nightingale e Isla Inaccesible. Tristán de Acuña, la isla principal, está habitada por 260 personas, y es el lugar habitado más remoto del mundo.

La declaración de área marina protegida es “un paso importante para la comunidad, porque somos un pueblo que siempre ha vivido en armonía con el mar”, afirma James Glass, presidente de Tristán de Acuña, quien dice sentirse orgulloso de “pensar que somos los guardianes del Atlántico Sur”.

La nueva área de protección abarca 687.000 km2, con lo cual se consigue conservar un total de 3 millones de km2 de aguas británicas, al tener en cuenta otras zonas como son Isla Ascensión, Isla Pitcairn, Islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur.

El territorio protegido equivale casi al triple de la superficie de la isla principal del Reino Unido, Gran Bretaña.

La protección del área marina de Tristán de Acuña sigue “la voluntad de la comunidad de Tristán de resguardar con suma firmeza sus frágiles ecosistemas y su biodiversidad marina única”, según señala el supervisor jefe del Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli, Johnny Briggs.

La decisión comporta que queden prohibidas las actividades extractivas, como la pesca y la minería, pero se busca potenciar y proteger las pesquerías de langostas, que están fuera de la reserva y de las que depende la economía de la comunidad.

La medida ayudará a preservar distintas especies como los pingüinos de penacho amarillo norteños, que están en peligro de extinción, así como la ballena de aleta, los zifios de Shepherd y otras 11 especies de cetáceos.

Además, este territorio sirve de alimento a los albatros de Tristán, en peligro crítico de extinción, y al petrel de anteojos.

En la isla de Gough, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto con Tristán, se encuentra el 80% de la población total de lobos marinos subantárticos y una colonia de elefantes marinos.

Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli

Todo el plan tiene el apoyo del gobierno británico y se enmarca dentro del Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli, que surgió en 2017, entre The Pew Charitable Trusts y la Fundación Bertarelli, con el objetivo de “establecer la primera generación de áreas marinas protegidas de relevancia ecológica del mundo” y que en la actualidad ya han conseguido salvaguardar más de 8 millones de kilómetros cuadrados de océanos.

El Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli es el encargado de hacer que se pueda desarrollar de forma correcta la protección de esta área marina.

“Proteger las aguas del archipiélago es un excelente ejemplo de liderazgo local con un impacto global”, afirma Dona Bertarelli, copresidenta de la Fundación Bertarelli y asesora especial en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

Objetivo mundial: salvar un 30% de los mares

Ella misma asegura que considerar Tristán como área marina protegida supone “una significativa contribución al objetivo científico global de proteger el 30 % de los océanos hacia el año 2030.”

Para poder administrar las aguas protegidas, el Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli se compromete a llevar a cabo proyectos a largo plazo, entre los que destaca una alianza con Global Fisging Watch para analizar y mejorar las condiciones en las que se encuentra este espacio.

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