Cumplió 30 años la Reserva Ecológica Costanera Sur, un ecosistema único

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A mediados de la década del 70, las autoridades de la ciudad de Buenos Aires decidieron colocar los escombros de la ‘urbanización’ en lo que entonces era la costa municipal, contaminando tierra, agua y aire; a pesar de ello, la naturaleza respondió creando un ecosistema único de biodiversidad dentro de una mega urbe.

 
Luego de la incipiente contaminación del Río de la Plata y la prohibición de bañarse en las aguas que bordeaban el balneario municipal Costanera Sur, inaugurado en 1920, se presentaron varios proyectos de relleno para ‘ganarle’ tierras al río. En 1978 el entonces intendente de la dictadura cívico-militar Carlos Cacciatore ordenó ‘arrojar en esa zona los escombros de las obras, en su mayoría de las autopistas porteñas’, sostuvo en diálogo con Télam el ex senador José María García Arecha.
 
Para este relleno se utilizó un sistema de polders holandes mediante el cual se crearon terraplenes perimetrales con los escombros que ‘con el correr del tiempo, como devolución a la agresión del hombre, la naturaleza respondió con bañados, lagunas, bosques y humedales’ afirmó Garcia Arecha, que fue quien presentó hace 30 años un proyecto para ‘conservar y preservar ‘ estos nuevos ecosistemas.
 
La ordenanza municipal número 41.247 fue ‘votada por unanimidad’ y el 5 de junio (Día mundial del Ambiente) de 1986 y se creó la Reserva Ecológica Costanera Sur, que abarca más de 350 hectáreas.
 
‘Hay registradas unas 340 especies, en su mayoría de aves, aunque también hay coipos, lagartos y muchísima variedad de flora. Lo extraordinario es que se realizo en forma gratuita, lo hizo la naturaleza, y era necesario poner nuestra voluntad para que se siga desarrollando y preservarla’, explicó el ex legislador que también es aficionado a la observación de aves.
 
‘En ese entonces, se me acercaron especialistas en estos temas, como la Asociación Ornitologica del Plata, que es la más importante a nivel de América Latina; Vida Silvestre y Amigos de la Tierra entre otros y me trasmitieron la inquietud de conservar este maravilloso lugar y fue cuando redactamos la ordenanza’.
 
García Arecha relató que, si bien el proyecto de ley fue aprobado ‘por unanimidad, ocasionó una confrontación con algunas entidades ligadas al urbanismo y la construcción. Esta presencia de intereses inmobiliarios volvió a fines de los años 90 con los reiterados incendios dentro de la reserva’.
 
Mientras la reserva era una de las paradas obligadas para los aficionados y especialistas en avistaje de aves, las autoridades locales parecían no reconocer su valor: durante muchos años sucedió algo inédito, ‘los fondos para el mantenimiento y desarrollo del lugar estaban aprobados pero nunca se giraron, por lo que no se podía hacer obras’, explicó García Arecha.
 
‘En 1992 habían 12 millones de pesos asignados que no fueron transferidos. En ese año, el príncipe Felipe de Edimburgo visitó la reserva y trajo de regalo un jeep especial para hacer recorridos en el lugar; seis meses después el vehículo estaba en un galpón porque no había dinero para patentarlo’, ejemplificó.
 
Asimismo, remarcó que el predio ‘también es una fuente importante de ingresos’ ya que ‘mueve un fuerte mercado de turismo especializado en el avistaje de aves, gente de un poder adquisitivo alto, que se aloja en hoteles 4 ó 5 estrellas, y viene al país específicamente por la diversidad de especies que se pueden observar’.
 
En el 2005, la Reserva Ecológica fue declarada Sitio Ramsar, distinción que distingue a los humedales a nivel mundial, colocándola así en un ‘lugar de renombre internacional’, detalló a Télam Esteban Avigliano, investigador del Conicet y Biólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
 
‘La corriente fue arrastrando semillas de especies propias del Delta (de la localidad de Tigre) que con el tiempo crecieron y crearon no solo una maravillosa biodiversidad sino también varios ecosistemas’, explicó el especialista.
 
Y agregó: ‘Hay más de 300 especies diferentes de aves, y hay muchas que son bastante únicas, como el cisne de cuello negro y el cisne coscoroba que son especies que migran muchos kilómetros y usan la reserva como ‘escala”.
 
El especialista, que además es director del Centro de Investigaciones Antonia Ramos (CIAR), de la provincia de Misiones, señaló que en el predio ‘hay bañados, pastizales, ecosistema de Rivera y bosques en galerías con especies nativas como el laurel blanco, el sauce, el cebo y aliso de río, entre otros’.
 
Este año ‘se incrementó notablemente la cantidad de especies y de ejemplares, dado que por el fenómeno de El Niño, hubo muchísima humedad, lluvias y crecidas de ríos que provocaron la llegada de muchísimos camalotes con diversidad de fauna. Este fenómeno meteorológico colaboró también en que no se provoquen incendios forestales, ni espontáneos, ni intencionales’.
 
Telam

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