El agujero en la capa de ozono sobre la Antártida provocó cambios en la forma en que las aguas de la circulación de los océanos del sur, una situación que tiene el potencial de alterar la cantidad de CO2 en la atmósfera y eventualmente podría tener un impacto sobre el cambio climático global, según la investigación del científico de la tierra Darryn W. Wagugh y su equipo, de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos).
Los investigadores demuestran que las aguas subtropicales intermedias en los océanos del sur se convirtieron en ‘más jóvenes’ y las aguas circumpolares se volvieron ‘más viejas’, unos cambios que son consistentes con el hecho de que los vientos superficiales se han fortalecido conforme la capa de ozono ha adelgazado.
El equipo utilizó mediciones realizadas desde la década de 1990 a mediados y finales de la década de 2000 sobre la cantidad de un compuesto químico conocido como clorofluorocarbono-12 o CFC-12 en los océanos del sur. CFC-12 fue producido comercialmente por primera vez en la década de 1930, se utilizaba sobre todo en aerosoles para el cabello, refrigerantes y sistemas de aire acondicionado, por lo que su concentración en la atmósfera aumentó rápidamente hasta 1990, cuando fue eliminado por el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono,
Los cambios de la edad inferidas, jóvenes en el subtrópico y viejas más cerca del Polo Sur, son consistentes con la intensificación de los vientos de superficie observada en el oeste, que se produjeron sobre todo por el agujero de ozono sobre la Antártida, lo que sugiere que el agotamiento del ozono estratosférico es el principal causa de los cambios en la ventilación oceánica.