El cambio climático acelera la diseminación del dengue en el territorio americano y en las regiones tropicales de todo el mundo, anuncian unos investigadores. La mayor precipitación en ciertas áreas y el incremento general de la temperatura proporcionan condiciones ideales para que los mosquitos que transmiten el virus causante del dengue se reproduzcan y migren a nuevos territorios.
Para el año 2085, el cambio climático pondrá a 3 mil 500 millones de personas en riesgo de contraer la fiebre del dengue, según un informe publicado en marzo por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (PICC) de Naciones Unidas.
“El cambio climático ha ocasionado numerosas consecuencias inesperadas en la salud de todo el mundo”, señaló Paul Epstein, director asociado del Centro para la Salud y el Ambiente Global de la Escuela de Medicina de Harvard, quien también colaboró con el informe de PICC.
El incremento del dengue, el virus vectorial más diseminado del planeta, forma parte de una tendencia más alarmante y generalizada. Por ejemplo, las ondas de calor y las enfermedades y defunciones relacionadas con ellas; una mayor incidencia de enfermedades tropicales; y el incremento de la enfermedad de Lyme (transmitida por garrapatas) son ya una realidad, puntualizó Epstein.
Dengue en las Américas
El dengue, que no suele ser mortal, es comúnmente diseminado por el mosquito Aedes aegypti, insecto diurno y doméstico que se alimenta de sangre humana. En gran medida, la transmisión del dengue está limitada a las regiones tropicales y subtropicales, debido a que las temperaturas de congelación acaban con las larvas y huevos del mosquito.
Según los Centros para Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el problema del dengue es más grave en el continente americano donde, según la Organización Panamericana de la Salud, la cifra de casos reconocidos aumentó de 66 mil en 1980 a 552 mil en 2006.
Brasil, Paraguay y República Dominicana han sufrido graves epidemias en los últimos años. Por otra parte, los casos de dengue en México han aumentado más de 600 % desde el año 2001, según anota el Centro Nacional de Epidemiología y Control de Enfermedades.
Las autoridades sanitarias mexicanas han reconocido que el cambio climático podría ser un factor que contribuye al incremento de casos de dengue. Pablo Kuri, director del centro de epidemiología, declaró en conferencia de prensa, la semana pasada, que ha solicitado 20 millones de pesos para ayudar a los siete estados con mayor incidencia de dengue.
Andrés Flores Montalvo, director de estudios sobre cambio climático del Instituto Nacional de Ecología, en Coyoacán, comentó: “Hay muchos factores que podrían explicar el aumento en la cantidad de casos de dengue en México, pero no hay duda de que el aumento de temperatura y precipitación son factores que influyen”.
Por ejemplo, un estudio conjunto publicado en 2006 por el Instituto Nacional de Ecología y el Instituto Nacional de Salud Pública reveló un alza en la incidencia de enfermedades transmitidas por vectores, como dengue y malaria, relacionada con los crecientes patrones de temperatura y lluvia.
Nuevos nichos
Uno de los cambios más notables es que los casos de dengue afectan ahora a estados mexicanos que se encuentran fuera del territorio tradicional de los mosquitos transmisores, como el estado norteño de Chihuahua.
Horacio Riojas, director de la unidad de salud ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública y principal autor del estudio del Instituto Nacional de Ecología 2006, explicó que la combinación de temperaturas más altas y mayor humedad ha permitido que el mosquito prospere en su hábitat nativo así como en nuevas regiones del país.
“El vector [el mosquito]? encuentra más y mejores nichos donde puede desarrollarse”, aseveró Riojas. Riojas agregó que el incremento de desastres naturales, como los huracanes, también ha contribuido, aunque de manera indirecta, a la diseminación del dengue en México.
Después que el huracán Stan asolara el sur del país en 2005, investigadores de salud pública detectaron cambios en la hidrología fluvial provocados por la fuerza de la tempestad, los cuales han dado origen a nuevos reservorios para la reproducción del mosquito transmisor del dengue. Riojas y Montalvo concuerdan en que hacen falta nuevas investigaciones para entender a fondo la relación entre el dengue y el cambio climático en América Latina.