Un reciente estudio publicado en la revista Nature Sustainability revela que el cambio climático no solo impacta en la Tierra, sino también en la estabilidad de los satélites. Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) determinaron que el aumento de los gases de efecto invernadero está provocando la contracción de la atmósfera superior, lo que podría reducir hasta en un 66% la capacidad de la órbita baja terrestre para albergar satélites en el año 2100.
Los científicos explican que el exceso de dióxido de carbono en la mesosfera y la termosfera está enfriando y reduciendo la densidad de estas capas. Como resultado, la resistencia atmosférica disminuye y los satélites y desechos espaciales permanecen más tiempo en órbita, aumentando el riesgo de colisiones y dificultando la limpieza del espacio.
“El cielo se está cayendo literalmente, aunque a un ritmo extendido por décadas”, señaló William Parker, autor principal del estudio. “Nuestros datos muestran cómo la resistencia de los satélites ha cambiado debido al enfriamiento de la atmósfera superior”.
Actualmente, más de 10.000 satélites orbitan la Tierra a menos de 2.000 kilómetros de altitud, proporcionando servicios esenciales como comunicaciones, internet y pronósticos meteorológicos. Sin embargo, en los últimos cinco años se lanzaron más satélites que en los 60 años anteriores combinados, lo que incrementó la posibilidad de colisiones. En este sentido, el autor del estudio sostiene que si no gestiona esta situación de manera adecuada, el espacio podría verse saturado.

Megaconstelaciones y regulación urgente
El estudio también destacó que las “megaconstelaciones” de satélites, como Starlink de SpaceX, están agravando el problema. Richard Linares, coautor del artículo, enfatiza que el cambio climático está limitando la capacidad de la órbita baja justo cuando más se está llenando de satélites.
Expertos como Olga Zamora, astrónoma del Instituto de Astrofísica de Canarias, subrayaron la necesidad de aplicar políticas sostenibles tanto en la reducción de emisiones como en la regulación de lanzamientos espaciales. “El artículo nos recuerda que nuestras acciones en la Tierra tienen repercusiones en el espacio. Debemos evitar una proliferación innecesaria de satélites“.
Manuel López Puertas, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, señala que el efecto del CO2 en la alta atmósfera no es nuevo, pero cobra mayor relevancia debido al aumento masivo de satélites. “Necesitamos urgentemente una regulación internacional para garantizar la sostenibilidad del espacio exterior”.
Con estos hallazgos, los investigadores enfatizan que la lucha contra el cambio climático no solo es crucial para el planeta, sino también para la seguridad y el futuro de la exploración espacial, ya que la estabilidad de los satélites comienza a verse afectada.
¿Cómo es la relación entre los satélites y el medio ambiente?
Como se mencionó anteriormente, se estima que el espacio cuenta con más de 10.000 satélites en órbita, aunque esto no sería el problema. El verdadero inconveniente es lo que sucede una vez que estos satélites pierden su vida útil, ya que dan lugar a lo que se conoce como la “contaminación invisible”. Esto se debe a que su vuelta a la atmósfera, ya que la velocidad, el calor extremo y la fricción que tienen lugar cuando esto ocurre, provocan que el artefacto comience a desintegrarse liberando partículas de niobio, cobre, litio y aluminio.
Estas partículas pueden impactar negativamente en la capa de ozono, la parte de la atmósfera que protege al planeta de los rayos ultravioletas del sol, generando reacciones químicas que no solo afectan a esta capa, sino a la atmósfera en general. Por esta razón, varios expertos sugirieron reemplazar los materiales de construcción de los satélites por fibra de carbono o madera, ya que estos generarían menor cantidad de residuos metálicos al ingresar a la atmósfera.
Fuente: eldiario.es
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