Los humedales en Argentina se encuentran actualmente amenazados por la pérdida y degradación de su superficie. Al igual que ocurre en todo el mundo, estos ecosistemas únicos enfrentan dificultades relacionadas principalmente con la acción humana.
Se trata de regiones de una enorme riqueza en términos biológicos, al punto de que se estima que el 40% de las especies del mundo habita o se cría en ellos.
Además, son una fuente crucial de agua dulce y un escudo contra el calentamiento global. Qué ocurre en el país.
Humedales en Argentina: en dónde están

Si bien se sabe que la Argentina cuenta con un poco más del 21% de su superficie cubierta por una amplia diversidad de humedales, no existe un inventario que los clasifique a todos.
Hacia 2022, a partir de imágenes satelitales e información relevada a campo, un equipo de investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) generó un mapa que los identifica. También se estima la distribución y superficie de los humedales en toda la Argentina.
Se estima que la superficie de estos ecosistemas en el país alcanza a casi 277.000 kilómetros cuadrados.
Aparecen en la enumeración por conocimiento, desde los extensos Esteros del Iberá y el Delta del Paraná, hasta turberas en la Patagonia Austral. Además, 23 de ellos son considerados de importancia internacional.
Qué son los humedales y por qué es urgente protegerlos
Los humedales son ecosistemas en los que el agua es el principal factor que controla el entorno y la vida vegetal y animal. Son áreas que permanecen en condiciones de inundación o con suelo saturado con agua durante períodos considerables de tiempo.
Algunos de los humedales que la ONU incluye en su lista, son:
- Acuíferos subterráneos
- Pantanos
- Pastizales húmedos
- Los oasis
- Estuarios
- Los deltas
- Marismas
- Manglares y otras zonas costeras
Los humedales son refugios contra el cambio climático, ya que capturan dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema de la Tierra.
Además de su importancia para el equilibrio ecológico del planeta, son vitales para el bienestar humano y su impacto en nuestra calidad de vida va desde la purificación del agua, la protección contra inundaciones, hasta la provisión de alimentos y materias primas.

Retienen y proporcionan la mayor parte del agua dulce que consumimos los humanos, ya que, al filtrar de forma natural los contaminantes, brindan agua segura que podemos beber.
La ley pendiente
Desde 2013, año en que logró media sanción en el Congreso, se presentaron distintas iniciativas. Sin embargo, pese a los intentos para impulsar una ley que proteja a los humedales, el proyecto perdió estado parlamentario cuatro veces.

El último fue el que más debate generó, a finales de 2022 y en plena crisis por incendios en el Delta del Paraná. Era impulsado por el entonces legislador Leonardo Grosso y se lo conoció como la “ley consensuada”.
Es que, más de 500 organizaciones ambientalistas, científicos y especialistas lo apoyaban, además de varios opositores. Entre varios puntos, contemplaba:
- La definición de humedales
- La regulación de los territorios
- Un ordenamiento mediante inventarios
Si bien hubo dos dictámenes (uno de mayoría y otro de minoría) y ambos perdieron estado parlamentario en diciembre de ese año.
El deterioro de los humedales: a qué se debe
Se publicó recientemente el Global Peatland Hotspot Atlas (Atlas Mundial de Zonas Críticas de Turberas/Humedales), publicó recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Allí se evidencia la necesidad de mejorar la protección y restauración de los humedales, junto con inversiones en investigación y monitoreo.
Presentado en la COP29 en Bakú, ofrece mapas actualizados sobre la distribución mundial de las zonas de alta importancia en humedales. Hace hincapié en las amenazas a las que enfrentan y las oportunidades para su restauración y conservación.
El informe advierte sobre la degradación y el hundimiento de estos ecosistemas debido al drenaje en los trópicos para la agricultura, la ganadería y las plantaciones de palma aceitera.
El deshielo del permafrost debido al cambio climático es otro factor clave en su rápida degradación. Estima que unas 500.000 hectáreas de humedales se destruyen cada año por las actividades humanas en puntos críticos como Asia Oriental y Sudoriental.
Sin embargo, permanecen en su mayoría intactos en regiones alejadas de los mercados internacionales, dentro de algunas zonas (sub)árticas, boreales y tropicales.
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