Los cambios en la temperatura y el volumen del hielo o nivel del mar están estrechamente acoplados con un retraso de tiempo de respuesta de tan sólo unos pocos siglos al comparar las fluctuaciones de volumen de hielo con reconstrucciones de temperaturas polares de Groenlandia y la Antártida, según un nuevo estudio publicado en ‘Nature’. Esta relación era desconocida hasta el momento y revela una respuesta muy rápida entre la temperatura global y el volumen de hielo/nivel del mar, lo que podría dar lugar a un aumento del nivel del mar de más de un metro.
Dirigidos por Eelco Rohling, profesor de Oceanografía y Cambio Climático en la Universidad de Southampton (Reino Unido), los investigadores también descubrieron que los períodos de hielo extenso se caracterizaron siempre por cambios muy rápidos, del orden de uno o incluso dos metros del nivel del mar por siglo.
El equipo internacional de científicos desarrolló un nuevo método de datación del registro RSL (nivel relativo del Mar Rojo) mediante el uso de datos radiométricos mediterráneos (Uranium-series) que datan los depósitos de cuevas. Esto proporcionó una escala de tiempo mucho mejor para el registro RSL, con lo que el equipo fue capaz de aplicar el nuevo método de datación largo de todo el ciclo glacial pasado (150.000 años), obteniendo un registro continuo sin precedentes del nivel del mar con un excelente control independiente de la edad.
‘Posiblemente, los cambios de temperatura del Antártico reflejan los cambios fundamentales subyacentes de temperatura global que impulsaron los cambios de volumen de hielo, mientras que el registro de las temperaturas de Groenlandia representa principalmente una respuesta de la temperatura regional a los volúmenes de hielo cambiantes. Estos son indicios intrigantes en aspectos fundamentales de la respuesta del Sistema de la Tierra al cambio climático, que merecen una investigación más a fondo’, destaca Rohling.
‘Lo que es nuevo aquí es que nuestra datación de los sedimentos marinos es mucho más directa. Esto nos da perfiles de edad mucho más precisos para las secuencias sedimentarias, que a su vez proporciona información valiosa sobre la forma en que el sistema de la Tierra ha funcionado en el pasado’, añade el coautor Christopher Bronk Ramsey, de la Universidad de Oxford