El río Paraná sufrió la peor bajante en 50 años

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El cambio climático está aquí con nosotros. Las advertencias científicas de los graves problemas de sequías que enfrentaríamo fueron una constante desde hace décadas: ahora podemos vivenciarlas en vivo y en directo en la cuenca del Paraná.

El agua es el principal medio a través del cual sentiremos los efectos del cambio climático ya sea por exceso o defecto nos advertía recientemente la ONU. “La disponibilidad de agua se está volviendo menos predecible en muchos lugares, y el aumento de la incidencia de las inundaciones amenaza con destruir los lugares donde se almacena agua, las instalaciones sanitarias y contaminar las fuentes de agua. En algunas regiones, las sequías están agravando la escasez de agua y, por lo tanto, afectan negativamente a la salud y la productividad de las personas”.

El segundo río más largo de Sudamérica, y que transporta habitualmente un caudal colosal de 16.000 m3 por segundo, el río Paraná, está con la peor bajante en 50 años. Y se espera que la situación empeore. En la cuenca del Paraná-Paraguay viven cerca de 75 millones de personas. Abarca la zona más urbanizada de Sudamérica y su población crece a razón de aproximadamente un millón de habitantes por año. En ella se encuentran varias de las ciudades más pobladas del subcontinente, como São Paulo, Buenos Aires, Curitiba, Campinas y Rosario.

Tal es así que han tenido que instalar bombas suplementarias para proveer de agua potable a una de las ciudades más grandes de Argentina: Rosario. En la última semana, la altura del río en dicha ciudad se ubicaba en los 0,4 metros, el guarismo más bajo desde 1971, y sin antecedentes para abril desde que comenzaron los registros en 1884. Para tener una referencia, el mínimo calado para garantizar el paso de buques es de 2.47mts. La imposibilidad de navegación está provocando también serias pérdidas económicas al sector exportador de la zona,

Pero el problema con el agua potable no es un caso aislado, en la provincia del Chaco el agua potable disminuyó un 25% y en otros puntos se han tenido que instalar bombas auxiliares para la provisión de agua potable como en Concordia y Santa Fe.

Un informe del Instituto Argentino del Agua, detalla semana a semana, el agravamiento de la bajante del Paraná que continúa empeorando por el déficit de lluvias hacia el norte de Argentina y en Brasil y se espera que la situación empeore en el corto plazo.

Hace más de seis meses que algunos sectores del norte argentino vienen presentando un déficit de precipitaciones. Está lloviendo muy poco, tanto en las provincias del país, como en Paraguay, y el sur de Brasil. En algunos sectores se dan condiciones de sequía extrema, sobre todo si tenemos en cuenta que en el último mes, las lluvias fueron nulas”, contó Cindy Fernández, del Servicio Meteorológico Nacional argentino.

El ingeniero Juan Borus, del Instituto Nacional del Agua (INA) de Argentina detalló algunas de las cuestiones que explican el momento actual. “Nos estamos empezando a acostumbrar a la tremenda variabilidad climática, yo creo que es razonable asociarlo al cambio climático, la manifestación más clara es esta variabilidad, que hace que pasemos de situaciones de muy poco a situaciones de mucho y al revés” dijo .

“Esta situación se viene gestando desde el año pasado, empezó en el río Paraguay, en Formosa tuvimos un descenso desde abril hasta noviembre de más de 8 metros. El nivel de agua bajó eso durante todo ese tiempo, la más persistente de la historia. Está fluctuando en aguas bajas, el aporte es mínimo y se suma (los problemas de la) alta cuenca del Paraná, que por tercer año consecutivo no tiene subida estacional de verano y tiene escasa participación del río Iguazú, que es el que nos salva y a veces nos castiga, Es increíble lo que pasa en Cataratas, con caudales de 200 metros cúbicos cuando teníamos 1600″, destacó.

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Asimismo, dijo que es una bajante que se puede dar si confluyen un montón de situaciones, que son las que se están dando ahora, todas las cuencas de aporte al río Paraná están en situación de aguas bajas.

El Centro de Investigación de Recursos Naturales, dependiente del INTA, Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria- señaló que el hecho es extraordinario no sólo por la baja en caudal y altura, sino por los meses de persistencia. El Director de este organismo, Pablo Mercuri, explicó que las consecuencias se sentirán en el ecosistema costero de todo el Paraná, y afectará a la biodiversidad. “Muchas veces lo que ocurre después de estos procesos de bajantes prolongadas es la aparición de especies vegetales invasoras”, expresó.

En relación al Río Uruguay la situación es similar porque está teniendo un aporte de la alta cuenca también sumamente reducido y no está lloviendo en la cuenca media. Nos tenemos que acostumbrar a la variabilidad -señaló Borus-, situaciones como esta se pueden volver a dar igual que una crecida significativa”.

Junto con sus afluentes, el río Paraná forma una enorme cuenca de drenaje que cubre gran parte de la parte central del sur de Sudamérica, incluido esencialmente todo Paraguay, gran parte del sur de Brasil, el norte de Argentina y el sureste de Bolivia. Si e lrío Uruguay se cuenta como un afluente de Paraná, esta cuenca se extiende para cubrir la mayor parte de Uruguay también.

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