Un tratado mundial contra la contaminación por plásticos es posible. Esta semana empezó en Busan, Corea del Sur, la última ronda de debates sobre el tema.
Más de 170 países están reunidos en una quinta ocasión para firmar un acuerdo global jurídicamente vinculante que haga frente a esta amenaza. Ocurre solo horas después del caótico cierre en Bakú de la COP29.
“Esta conferencia es mucho más que la redacción de un tratado internacional. Es la humanidad la que se moviliza ante una amenaza existencial”, afirmó en la apertura el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, que preside las conversaciones.
“Las decisiones que tomaremos en los próximos siete días marcarán la historia”, añadió.
Tratado contra la contaminación por plásticos: cómo avanzan las negociaciones
La contaminación por plásticos está tan extendida que se ha detectado hasta en las nubes, en las fosas oceánicas más profundas y en prácticamente todas las partes del cuerpo humano, incluido el cerebro y la leche materna.
Aunque todo el mundo reconoce la existencia del problema, las opiniones divergen radicalmente sobre la forma de combatirlo.
Las delegaciones en Busan tienen todavía una semana para ponerse de acuerdo en cuestiones delicadas como el tope de la producción de plástico, la posible prohibición de sustancias químicas tóxicas o la financiación de medidas que se incluirán en el tratado.
Pero hay divergencias en varios asuntos clave. “Es mucho lo que está en juego, pero también es mucho el compromiso que tenemos en esa sala”, reconoció Inger Andersen, jefa del programa de las Naciones Unidas para el medioambiente. “Nadie quiere un mal acuerdo”, sostuvo.
Dos bandos en las negociaciones de Busan
Por un lado, los negociadores reconocen a la Coalición de Alta Ambición (HAC, por las siglas en inglés), que agrupa a numerosos Estados africanos, europeos y asiáticos. Estos países apuntan a un tratado que cubra todo el “ciclo de vida” de los plásticos, desde la producción a los residuos.
La HAC milita por objetivos mundiales que obliguen a reducir la producción y los desechos. También lucha para imponer cambios en la fabricación, para facilitar su reutilización o reciclaje.
En el otro bando, principalmente grandes productores de petróleo como Rusia y Arabia Saudita, buscan que el tratado solo cubra la gestión de residuos.
Las divisiones paralizaron las cuatro rondas precedentes de negociaciones, que se saldaron con un proyecto de tratado de más de 70 páginas “totalmente irrealizable”, según la opinión general.
Para desbloquear la situación, Valdivieso redactó un proyecto alternativo. El texto pone el acento en los terrenos de entendimiento, como la necesidad de promover los plásticos reutilizables.
El diplomático ecuatoriano se anotó una primera victoria el lunes al conseguir que las negociaciones de Busan se basaran en su proyecto simplificado. Valdivieso recordó a las delegaciones que disponen de solo 63 horas de trabajo en esta “semana crucial” para llegar a un acuerdo.
El 90% del plástico no se recicla
En 2019, el mundo produjo unas 460 millones de toneladas de plástico, número que se duplicó desde el 2000, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Más del 90% del plástico nunca se recicla y más de 20 millones de toneladas acaban cada año en la naturaleza.
El plástico representa también un 3% de las emisiones mundiales de carbono, ya que se produce con combustibles fósiles.