Desde la Dirección de Bosques del Chaco se articularon acciones con la Fiscalía de Estado de la Provincia, con el objeto de coordinar el proceso jurídico a llevar adelante, para exigir por esa vía la obligatoriedad de restaurar los bosques nativos afectados, como consecuencia de la aplicación de infracciones por desmontes.
Al respecto el subsecretario de Desarrollo Forestal Luciano Olivares explicó que “La legislación ambiental y de Bosques Nativos exige que independientemente de las sanciones de multa que se apliquen por desmontes ilegales, se debe concretar la restauración de los bosques afectados”.
En concreto esto significa que cada vez que se detecta una infracción se aplica una multa, que representa una sanción económica, pero que además impone la obligación de recomponer el daño ambiental ocasionado. “Si el infractor no paga la multa correspondiente se remiten las actuaciones correspondientes a la Fiscalía de Estado para que se ejecute judicialmente con medidas preventivas como puede ser el embargo, detalló Olivares.
“La sanción no solo debe ser económica, porque si la condición de afectar un bosque solo se circunscribe a una multa, este concepto podría llegar a ser incluido como parte del costo de explotación para un desarrollo inmobiliario o rural. Por eso la clave es la obligatoriedad de la restauración del ambiente como un mecanismo para el cumplimiento estricto de la ley, que sirva para detener la deforestación y contribuya a la sustentabilidad, que es lo que nosotros en definitiva buscamos”, agregó el funcionario.
Para finalizar Luciano Olivares reveló que los datos estadísticos indican que “en el año 2018 se detectaron alrededor de 25 mil hectáreas de desmonte, de las cuales el 30 % era de manera ilegal. En el 2019, fueron 19 mil hectáreas. En lo que va de 2020 son 6 mil hectáreas. Esto significa que en los últimos 2 años se detectaron desmontes ilegales en unas 15 mil hectáreas, de las que vamos a exigir la restauración correspondiente, demanda judicial mediante.
Acciones muy pertinentes en una Provincia que forma parte del Gran Chaco. La segunda ecorregión boscosa más extensa de Sudamérica, que ocupa más de 100 millones de hectáreas entre Argentina, Paraguay y Bolivia. Conformada por una amplia diversidad de hábitats, entre ellos bosques, sabanas, pastizales y humedales, que constituyen el soporte vivo de un entramado biológico, social y productivo.
El Gran Chaco es hogar de más de 3.400 especies de plantas, 500 especies de aves, 150 especies de mamíferos, algunos muy emblemáticos como el yaguareté; 120 especies de reptiles y 100 especies de anfibios. Además, gracias a los servicios ecosistémicos que provee, esta ecorregión contribuye a la mitigación y adaptación al cambio climático y la regulación hídrica, y da sustento a la vida de las comunidades locales, la seguridad alimentaria y el desarrollo económico.
Sin embargo, a pesar de su gran valor el Gran Chaco es una de las regiones más amenazadas del planeta: se encuentra entre los 11 sitios con mayor deforestación del mundo y niveles más altos de degradación. Esta región enfrenta la pérdida sostenida de su patrimonio natural y cultural principalmente por el cambio de uso del suelo para producción agropecuaria y forestal y para negocios inmobiliarios, ocasionando graves consecuencias ambientales, sociales y económicas.