Científicos del British Antarctic Survey (BAS) han identificado en el Mar del Norte profundas marcas de raspado dejadas por gigantes icebergs tabulares que se desplazaron por la zona hace entre 18.000 y 20.000 años.
Este hallazgo es la primera evidencia clara de que gigantescos bloques de hielo flotaron a menos de 145 kilómetros de la actual costa británica y ofrece claves sobre el cambio climático y la evolución de la capa de hielo antártica.
La última glaciación y el desplazamiento de los icebergs gigantes
Las marcas fueron detectadas en sedimentos enterrados bajo el lecho marino, correspondientes al período de la última glaciación, cuando una enorme capa de hielo cubría las islas británicas y comenzó a retirarse por el calentamiento global.
Este fenómeno se identificó en la cuenca de Witch Ground, entre Escocia y Noruega, gracias a datos sísmicos empleados para localizar plataformas de perforación.
El impacto en el ecosistema y el cambio climático
Los icebergs tabulares provienen de plataformas de hielo, que son los frentes flotantes de los glaciares. Su desprendimiento es un fenómeno natural, pero la desintegración acelerada de estas estructuras puede generar un colapso de la capa de hielo, como ocurrió con la plataforma Larsen B en 2002.
En aquel caso, el aumento de la temperatura del aire provocó una fractura masiva en apenas una semana, acelerando la liberación de glaciares y contribuyendo al incremento del nivel del mar.
Lecciones para la capa de hielo antártica
El estudio de las antiguas marcas de los icebergs en el Mar del Norte permite comprender los procesos de ruptura de plataformas de hielo y sus consecuencias.
Según los expertos, si en la Antártida se registra una transición similar—del desprendimiento de grandes icebergs tabulares a la formación de bloques más pequeños y numerosos—podría significar que el continente está en riesgo de una pérdida de masa significativa y rápida.
Un enigma pendiente: las causas del colapso
Aún queda por resolver si la retirada acelerada de la capa de hielo británica fue consecuencia del colapso de sus plataformas de hielo o si la fragmentación fue una señal de que la pérdida de masa ya estaba en curso.
Una mejor datación de los sedimentos podría proporcionar respuestas clave sobre la dinámica del hielo en la era moderna y sus implicaciones para el cambio climático.