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Japón vuelca las aguas de Fukushima al mar y que el mundo aguante

Fukushima

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Tras la debacle de la central nuclear de Fukushima a causa de un terremoto, Japón comenzó a usar agua para enfriar los restos de la central. Los desechos de estas aguas contaminadas con tritio radiactivo se guardaron durante años en un enorme depósito. El mismo está compuesto por más de 10.000 tanques que contiene 1000 litros cada uno.

El agua se ha comenzado a liberar, vertiéndola directamente en el océano con el Ok de las autoridades mundiales. Según han explicado las autoridades niponas, esta ha sido filtrada repetidamente para eliminar la mayor parte de sus sustancias radiactivas (radionucleidos). Aunque no el tritio, que no se puede quitar con las técnicas actuales.

Además del agua de enfriamiento, en estos tanques se acumula también la de lluvia. Junto a las aguas subterráneas que han sido afectadas por la radiación emitida por los núcleos de los reactores nucleares que colapsaron tras el gigantesco tsunami del 11 de marzo de 2011. La cantidad acumulada se estima en 1.33 millones de toneladas métricas. Lo suficiente como para llenar al menos unas 520 piscinas olímpicas.

El problema es que desde el mismo momento en el que se comenzó a emplear este sistema, las autoridades japonesas sabían que dicha agua debía de desecharse de alguna forma. Porque Fukushima pertenece a TEPCO, Tokyo Electric Power Company, que es la empresa eléctrica estatal. Y la mejor idea que se les ocurrió es la de echarla al mar. Según ellos, tras un filtrado minucioso que no pondría en riesgo el medio ambiente.

Esto recién comienza

Durante los últimos años, no solo fueron llenando uno a uno los tanques, sino que solicitaron a las autoridades mundiales que les permitieran volcar este líquido al océano Pacífico. Puesto que no tienen espacio para construir más tanques. Y debían deshacerse del contenido de los mismos, obviamente, para volver a llenarlos. Puesto que se estima que desmantelar Fukushima podría llevar 50 años y apenas han transcurrido 12.

La OIEA, que es el Organismo Internacional de Energía Atómica, estudió el tema durante los últimos años. Para ello se han hecho pruebas de todo tipo. Y tras intensos debates, tanto la OIEA como la ONU acabaron cediendo a las pretensiones niponas. Eso sí. Escudándose en que el daño al medio ambiente sería nulo o nimio.

Lo que se pregunta el mundo entero es: ¿Cuándo cesará de eliminarse agua? Porque si se acumularon 1.33 millones de toneladas en 12 años, al mismo ritmo quedan aún casi 5 millones de toneladas como mínimo para contaminar y eliminar. Y lo lógico será que, si tienen luz verde para tirar al mar estas aguas, también lo tengan para el resto.

¿Qué opinan los vecinos de Fukushima?

Esta opción, que ha sido elegida en detrimento de otras como la evaporación en el aire o el almacenamiento a largo plazo, es muy cuestionada por pescadores y agricultores de Fukushima que temen que esto afecte aún más la imagen de sus productos ante los consumidores. Que ya está muy deteriorada a causa de las consecuencias directas de la ruptura de la central y de la contaminación de las aguas locales.

Pero eso no es todo. China se ha erigido en el principal oponente a este volcado, estableciendo un boicot a todos los productos japoneses. Junto a la voz del gigante asiático está la de Corea del Norte y la de los países insulares del océano Pacífico. Todos ellos alertan acerca de las imprevisibles y seguramente nefastas consecuencias de estas acciones en los ecosistemas marinos. Y en la economía que depende de ellos.

Mientras tanto, Japón, apoyado por otros vecinos como Corea del Sur y sus socios económicos allende los mares (EEUU o Reino Unido, entre otros) se ha salido con la suya. Y ha hecho de sus vertidos un problema mundial, bajo la consigna de que, en la vastedad de los océanos, el tritio se diluirá.

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