Un descubrimiento accidental en 1938 desencadenó una contaminación global de huella tóxica con “químicos eternos” que persisten en el 98% de la población mundial.
El politetrafluoroetileno (PTFE), comercializado como Teflón, revolucionó industrias desde la nuclear hasta la doméstica, pero su producción liberó sustancias tóxicas que DuPont ocultó durante décadas mientras contaminaba agua, suelo y organismos vivos.
El hallazgo fortuito que cambió todo
En 1938, el químico Roy J. Plunkett de DuPont intentaba crear un refrigerante seguro cuando descubrió un polvo blanco resistente a ácidos, bases y solventes, dejando una huella tóxica. Este material -futuro Teflón- destacaba por sus enlaces carbono-flúor, los más estables de la química orgánica.
Durante el Proyecto Manhattan, DuPont lo usó para contener el corrosivo hexafluoruro de uranio, acelerando la producción de bombas atómicas. “Hasta donde yo sé, nunca se consideró un sustituto”, admitió Gordon Fee, gerente de la fábrica nuclear.
La expansión comercial y el químico oculto
Tras la guerra, el Teflón inundó hogares: sartenes antiadherentes (inspiradas por la esposa del ingeniero Marc Grégoire en 1954), tejidos impermeables e incluso implantes médicos.
Para producirlo a escala, DuPont compró a 3M el ácido perfluorooctanoico (PFOA o C8), un surfactante que evitaba explosiones en la fabricación. Estudios internos desde 1961 revelaron su huella tóxica: ratas morían con 570 mg/kg, y perros y monos sufrían daños multiorgánicos. Aún así, DuPont vertió 10 toneladas anuales al río Ohio desde su planta Washington Works.
El encubrimiento y la lucha ciudadana frente a la huella tóxica
En los 90, el ganadero Wilbur Tennant documentó cómo sus vacas morían con tumores, dientes negros y espuma blanca en pozos cercanos a la fábrica. Su abogado, Rob Bilott, descubrió en 60,000 documentos de DuPont que:
- El agua contenía 1,600 ppb de PFOA, 2,600 veces sobre el límite “seguro” interno (0.6 ppb)
- Estudios mostraban vínculos con cáncer en animales desde 1980
- DuPont detectó PFOA en sangre de trabajadores y agua pública en 1984, pero no actuó
“Jamás vi algo así en documentos corporativos“, afirmó Bilott. Tras una demanda colectiva, un estudio de siete años con 70,000 personas confirmó en 2013 que el C8 elevaba riesgos de cáncer renal (hasta 1 en 22), testicular y tiroides.
La herencia imborrable
Aunque DuPont/Chemours reemplazó el PFOA por GenX (cadena más corta), este causa los mismos tumores en ratas y es más móvil en el ambiente. Los PFAS -14,000 sustancias con enlaces carbono-flúor- están en lluvia, hielo antártico y el 100% de las muestras sanguíneas humanas analizadas desde 2007. Un análisis reciente al autor del video mostró 17.92 ppb en sangre, el doble del promedio estadounidense, vinculado a agua contaminada en Santa Clarita (California).
¿Cómo enfrentar la crisis de la huella tóxica?
En abril de 2024, la EPA estableció límites históricos para agua potable:
- PFOA y PFOS: 4 partes por billón (equivalente a una gota en 5,000 piscinas olímpicas)
- GenX: 10 partes por billón
Filtros certificados (ósmosis inversa, carbón activado) reducen la exposición, pero la solución real es capturar PFAS en origen. Empresas como PurAffinity desarrollan materiales que adsorben estos químicos antes de que contaminen. “Si hay un incidente con espumas contra incendios, podemos filtrar el agua al 100% inicialmente”, explica un técnico.
La menstruación, lactancia y donación de sangre disminuyen los niveles corporales -bomberos redujeron un 30% sus PFAS donando plasma anualmente-. Pese a avances regulatorios, la carga recae en consumidores informados que rechazan productos con PFAS, emulando la eliminación del plomo o asbesto. Como señala un investigador: “Los consumidores están exigiendo cambios, y las empresas responden”.