El CCl4, es un químico de muy alta afectación para el ozono, en tanto aportaba hasta el 11% de los elementos que dañaban la capa, en las primeras fases de detección del peligro a comienzos de los años 80´. El CCl4 era empleado en extinguidotes, matafuegos y para productos tintoreros de limpieza en seco, y el Protocolo de Montreal de 1987, lo prohibió.
Desde esa fecha ninguno de los países firmantes del protocolo ha informado de emisiones ni de vuelta al uso de un compuesto que tiene varios sustitutos de similar e incluso inferior costo actualmente.
Sin embargo uno de los últimos informes de la NASA sobre contenidos gaseosos en la atmósfera planetaria ha reconocido “grandes e inesperadas cantidades” del gas clorado, del que se habían reportado emisiones “0” entre 2007 y 2012.
El informe http://www.nasa.gov/press/2014/august/ozone-depleting-compound-persists-nasa-research-shows/ , señala que hay al menos 39.000 toneladas anuales emitidas, lo que habría llevado a que haya más del 30% por encima de los registros históricos cuando se firmó el protocolo.
“No se supone en absoluto que deberíamos estar en presencia de lo que observamos. Estamos atendiendo la existencia, ya sea de fugas industriales no identificadas, de emisiones importantes en sitios contaminados o de fuentes desconocidas de CCl4”, ha advertido Qin Liang, uno de los científicos del estudio realizado en el centro Goddard de Estados Unidos.
El científico dijo que también existen otras dos posibilidades básicamente: la no comprensión aún de los procesos físicos que sigue el gas CCl4, o que el compuesto que es destruido por la radiación solar, lo esté haciendo a niveles muy por debajo de las proyecciones matemáticas realizadas, debido a causas del proceso aún indeterminadas.