A lo largo de las últimas seis décadas el planeta ha visto cómo se derretían más de 9,6 billones de toneladas de hielo glacial. El valor, calculado por la Universidad de Zurich, está relacionado con el avance del cambio climático y destaca por dos motivos. Primero, por su rotundidad; segundo, porque, precisamente por esa misma razón, sus cifras se nos hacen difíciles de digerir. ¿Cómo visualizar casi 10.000 gigatoneladas de hielo? ¿A cuánto equivale eso? Pasar del dato a la idea no es fácil.
Consciente de que una imagen vale más que mil palabras —o mil datos, dado el caso—, la NASA ofrece una herramienta que ayuda a visualizar cómo se está transformando nuestro planeta. Images of Change saca partido de las fotografías que la agencia espacial de EEUU lleva décadas tomando desde el espacio. Lo mejor del recurso no es que muestre cómo está ahora el mundo, sino que permite apreciar su deriva, ver cómo han cambiado ciertos puntos con el paso del tiempo.
El material permite apreciar el deterioro de los glaciares, pero también el efecto de las sequías o lluvias torrenciales. Las fotografías muestran otros fenómenos que cambian la fisionomía del planeta sin estar relacionados con el calentamiento global, como erupciones de volcanes o, sin ir más lejos, la renovación del alumbrado de una gran ciudad o una transformación en el uso del suelo.
Un “antes y después” en toda regla. Salvo que pensado para remover conciencias.
Pérdida de hielo en la península Antártica
Lo que ves en las fotos es la evolución de la ensenada de Larsen B, en la península Antártica. Entre ambas —la más reciente, como en toda la lista, es la de la derecha— se aprecia el desprendimiento de una gran extensión de hielo que había estado adherida a la costa. El hielo marino ralentizaba el flujo del glacial hacia el mar. Una vez disperso, la NASA señala que es probable que se acelere.
El derretimiento del glaciar Helheim
Las imágenes captadas por la NASA muestran un fiordo en el que el glaciar Helheim, en Groenlandia, se desmorona en icebergs. La agencia explica que la salida del glaciar se mantuvo estable durante décadas, entre los años 70 y 2001, cuando se comprobó que empezaba a retroceder hacia su origen. Sus expertos aprecian una “aceleración” en el flujo del propio glaciar hacia el mar.
Cambios acelerados en la capa de hielo de Vavilov
La secuencia muestra los cambios en un glaciar situado en el borde de la capa de hielo de Vavilov, en el Ártico ruso. Los científicos comprobaron que su deslizamiento hacia el mar se aceleraba en 2010 y en 2014. “El sorprendente cambio exige repensar si otros glaciares similares pueden ser menos estables de lo que se suponía”, señala la NASA, que anota que una pérdida más rápida de hielo hacia el océano puede tener el mismo efecto en el aumento del nivel del mar.
35 años que redibujan el Grand Plateau
Entre ambas imágenes hay tres décadas y media de diferencia. La primera se tomó en 1984 con el satélite Landsat 5; la segunda es de 2019 y la captó el Landsat 8. La secuencia muestra la evolución del glaciar Grand Plateau, en el Parque Nacional Glacier Bay de Alaska: sus brazos se acortaron y el material —la conocida como “harina glaciar”— depositado en el lago inferior ha variado su color.
Un glaciar de la Patagonia Sur en retirada
La mayoría de los glaciares del Campo de Hielo Patagónico Sur, que se extiende entre Chile y Argentina, se han ido deteriorando con el tiempo. En las imágenes de la NASA se aprecia el HPS-12, que en cuestión de varias décadas ha perdido un tamaño considerable: de un largo de 26 km en 1985 pasó, en 2017, a 13. Durante el proceso se ha desprendido de otros tres glaciares.
La huella de la ola de calor en Europa
Los efectos no son solo visibles en los glaciares. Esta secuencia permite vear lo rápido que se aprecia la “huella” de una ola de calor persistente. La primera foto, de tonalidad verdosa, es de 2017. La segunda, con una coloración más marrón, de 2018, después de un período que, según la Agencia Espacial Europea (ESA), dejó temperaturas de récord en gran parte de esta parte del mundo.
El impacto de la actividad minera
Mangystau, en Kazajstán, cerca del Mar Caspio, deja otro ejemplo de la influencia del hombre. En los 90 empezaron a explotarse depósitos de petróleo y gas en la región, lo que ha cambiado el paisaje. En la foto de 2011 pueden apreciarse las instalaciones de producción y los asentamientos. La NASA apunta que su actividad ha generado preocupación por la calidad y disponibilidad de agua dulce.
La huella de la contaminación lumínica
No todos los cambios llegan por el aumento de temperaturas, las sequías o la deforestación. Las grandes obras, el uso del suelo o algo tan simple como el cambio de iluminación dejan una huella que se aprecia desde el espacio. Las fotos, tomadas desde la ISS, muestran Milán tras el cambio de alumbrado y el uso de luces LED. La primera es de 2012, la segunda, de 2015. Al ser más brillante y azulada, señala la NASA, la nueva iluminación limita la capacidad para ver las estrellas.
Impacto de la represa Samuel y la deforestación
La mano del hombre también cambia de forma directa el paisaje. La primera foto muestra parte del río Jamari, en Rondonia, Brasil, en los 80, poco después de que arrancara la construcción de una represa hidroeléctrica. En la segunda, de 2011, se aprecia ya cómo el embalse creado por la represa inundó el bosque río arriba y los efectos de la deforestación que azota a parte de aquella región.
La sombra de los incendios forestales
Los incendios dejan también una sombra de cenizas. Las imágenes muestran un área próxima a Ashland, Kansas, calcinada durante una ola de fuegos que abarcó alrededor de 315.600 hectáreas entre ese estado y Oklahoma. En 2020 la policía abrió una investigación para esclarecer las causas de un incendio provocado en Almeda que comenzó en Ashland y dejó a su paso hogares arrasados.