A medida que van emergiendo nuevas áreas anegadas tras el paso del ciclón Idai, que en pocos días arrasó el centro de Mozambique y el este de Zimbabue, la prioridad ahora es suplir las necesidades más básicas de los rescatados, según la ONU.
“A estas alturas ya no se están realizando muchos rescates”, confirmó el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Saviano Abreu, desde la ciudad mozambiqueña de Beira, epicentro de esta catástrofe y en cuyas cercanías impactó Idai el pasado día 14.
“La prioridad ahora es asistir a aquellos que se encuentran en zonas seguras pero a los que, prácticamente, les hace falta de todo lo que un ser humano necesita para vivir: comida, agua potable, productos de higiene para evitar la propagación de enfermedades y ropa”, enumeró.
Una “catástrofe sin precedentes en la región”, según la calificó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, que hasta la fecha suma 678 fallecidos (447 en Mozambique, 172 en Zimbabue, y 59 en Malaui cuando todavía era una tormenta tropical, según la OCHA), pero cuyo alcance final es difícil de determinar.
De acuerdo con Abreu, solo en Mozambique, 1,85 millones de personas se han visto afectadas por esta catástrofe, todas ellas en riesgo de inseguridad alimentaria, después de que sus cosechas -en un país con un 70 % de población agraria (Banco Mundial, 2016)- fueran devastadas.
Con el fin de paliar estas necesidades, la ONU solicitó este domingo casi 282 millones de dólares en donaciones para financiar durante los próximos tres meses la ayuda a Mozambique, de los que unos 156 millones se destinarán a la distribución de alimentos y a reestablecer los medios de vida de los afectados.