El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha alertado del impacto sobre el medio ambiente de las políticas de ‘tierra quemada’ del grupo yihadista Estado Islámico en Mosul.
El grupo ha incendiado en los últimos días 19 pozos petroleros en los alrededores de Mosul, así como una planta de sulfuro que ha generado una gran nube tóxica que ha provocado problemas de salud a cerca de mil personas y la muerte a al menos dos.
La nube de dióxido de azufre provocada por el incendio en la fábrica de sulfuro de Mishraq se ha extendido principalmente hacia el sureste de Mosul, llegando trazas a la capital, pero también hacia el noreste, con altos niveles detectados en Turquía.
El PNUMA ha asegurado que ha puesto en contacto a los equipos de emergencia con expertos en materiales tóxicos para que cuenten con ayuda técnica a la hora de hacer frente a la situación.
‘Esto es, tristemente, sólo el último episodio de lo que ha sido la destrucción a gran escala del medio ambiente de Irak durante las últimas décadas’, afirmó el jefe del organismo, Erik Solheim.