El impacto del uso de la leña no está del todo medido. O, al menos, no en un nivel detallado en cuanto al daño que genera en el ambiente.
En este sentido, un artículo realizado por la autora Daniela López, para el medio SCIDEV, describe una metodología que la Organización de Naciones Unidas (ONU) propone para medir el alcance.
Precisamente, una recomendación impulsada por la Convención Marco del Cambio Climático busca unificar las mediciones de impacto ambiental derivadas de esta y del carbón vegetal.
Se trata de un sistema único, que simula el impacto de la extracción y cosecha de madera en cualquier parte del mundo.
El sistema que propone la ONU para medir el impacto del uso de la leña
Según se describe, el sistema está basado en un modelo espacial que permite modelar escenarios de ahorro de leña, denominado MoFuSS, por sus siglas en inglés, diseñado por científicos del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental y del Centro de Ciencia de la Complejidad. Ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Se estima que un tercio de la población mundial usa leña, carbón vegetal y -en menor medida- kerosene, principalmente para cocinar, especialmente en las zonas rurales y urbano-marginales.

Su uso, sin embargo, trae impactos negativos a la salud y el ambiente y es una causa importante de deforestación y emisión de gases de efecto invernadero.
Los proyectos impulsados por gobiernos, organizaciones e iniciativas privadas que miden ese impacto ambiental utilizan diversas herramientas tecnológicas. Pero esto, además de impedir tener datos seguros y confiables, distorsionó el mercado de bonos de carbono.
Adrián Ghilardi, líder del equipo que creó el MoFuSS, explicó a SciDev.Net que la recomendación del organismo de la ONU es dejar de usar los diversos métodos actuales de simulación y tener un indicador único para evaluar el impacto ambiental del uso de biomasa leñosa.
“Por eso desde marzo algunos ya no están disponibles y otros, que no son malos, pero sí muy generales, podrán usarse hasta el 31 de diciembre de este año”, precisó.
Agregó que actualmente se realizan algunos ajustes técnicos al texto que describe la metodología y se evalúan algunas recomendaciones dadas por las partes involucradas en el Mecanismo de Energías Limpias de la Convención Marco del Cambio Climático para proceder a la aprobación definitiva de la recomendación.
Estufas ahorradoras de leña
Tras ser aprobada, los proyectos de estufas ahorradoras de leña de todo el mundo deberán aplicar hasta diciembre de 2030 los valores dados por este sistema.
Así lo señala un informe técnico de la ONU. En esa fecha se volverá evaluar su efectividad.
“Todos los proyectos que vayan a trabajar con cocinas eficientes en el planeta, tendrán que hacer sus cálculos usando o esos valores o ese modelo. Es decir, nuestros valores o modelo no serán una alternativa, sino la única manera de medir los impactos”, aseguró Ghilardi.
“Modelamos cómo la gente se mueve en el espacio, a dónde va a cosechar, cómo transforma el carbón vegetal, cómo vuelve, [cómo] se usa y de qué manera la vegetación responde a eso”, sostuvo.
“Además, modelamos la dinámica del paisaje por cuestiones no relacionadas a la leña, como la expansión agrícola o urbana y eso lo hacemos a escala global, algo que no es tan común”, explicó.
Por otra parte, informaron que, antes de presentarse a la ONU, pusieron en práctica a MoFuSS en Honduras, Haití y otras partes de América Latina y África para cuantificar la extracción de leña no renovable.
Impacto en mercados de carbono
Para el académico, el cambio favorecerá a los proyectos que realizan “un trabajo serio” en los territorios en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero y el uso de estufas de leña. Sin embargo, los proyectos fraudulentos se verían seriamente afectados.

“Hay proyectos que sobreestiman el beneficio de ahorro, nosotros hemos comparado esas estimaciones y nos dan resultados de 100 a 10 veces menos. Es decir, hay gente que va a cobrar 100 veces menos dinero por usar MoFuSS”, comentó el académico.
Ghilardi se refiere a los mercados de carbono, una iniciativa creada para que gobiernos, empresas y personas puedan compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esto lo hacen con la compra de bonos que equivalen a toneladas de CO2 evitada o eliminada.
En los últimos años, distintos estudios y una denuncia presentada en los tribunales de Nueva York pusieron en la mira la integridad del mercado de créditos de carbono.
Según la evidencia, esas dudas recaen en la sobreestimación de la reducción de emisiones, en ignorar los derechos territoriales de las comunidades locales y en aprovechar la ausencia de regulaciones y monitoreos adecuados.
Ghilardi señaló que en una primera instancia, la implementación de MoFuSS, podría generar un “impacto negativo” en los proyectos que no puedan demostrar reducciones reales en el ambiente.
“El impacto directo es más bien perjudicial para los proyectos que no están trabajando bien y en definitiva el impacto beneficioso es sobre el clima porque son bonos que se dejan de inventar”, concluyó.
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