Pueden verse islas de arena en el río Tisza, en Vezseny, en el condado húngaro de Jász-Nagykun-Szolnok. El nivel del agua es tan bajo que los fondos de los barcos pesqueros ni siquiera están cubiertos por ella, quedando algunos varados en las orillas.
Esta imagen es cada vez más común en el segundo río más grande de Hungría debido a la actual sequía provocada por los veranos calurosos.
Durante la última década y media, el río Tisza ha experimentado niveles de agua igualmente bajos. Su mayor caída se registró en 2022, con 20 centímetros por debajo del nivel actual. Curiosamente, durante una inundación, el nivel del agua puede alcanzar hasta 13 metros más de altura que en la actualidad.
Afortunadamente, la situación en Tisza aún no es grave. Attila Lovas, Director de la Central de Gestión del Agua de la Región de Tisza, lo confirma: “no fue necesario imponer restricciones, se cubrieron todas las necesidades de agua e incluso hay una reserva disponible”. Si el nivel del agua baja más, podrán abrir un embalse en el lago Tisza.
Una grave sequía en el 60% del país afecta a la agricultura
Sin embargo, grave sequía en aproximadamente el 60% del país está causando problemas a la agricultura. Las lluvias de las últimas semanas sólo han servido para mojar el suelo cerca de la superficie, dejando el suelo a más de medio metro de profundidad críticamente seco en todo el país.
Se estima que este año ya se han destruido 4 millones de toneladas de maíz en los campos húngaros. El agricultor Zsombor Urbán afirma que, hace dos años, todo su maíz fue destruido por la sequía y ahora espera una caída del 30 al 50% en los rendimientos. Dice que el riego da buenos resultados, pero no es común que los agricultores se unan para invertir en equipos. Sólo un pequeño porcentaje de la tierra cultivable en Hungría es de regadío.
Consecuencias económicas de la sequía
Es probable que los precios de los alimentos vuelvan a subir debido a las importantes pérdidas de cosechas.
Según la mayor organización de agricultores húngaros, la sequía ya ha causado daños a la tierra por valor de 500.000.000 florines este año. El rendimiento del girasol ha bajado un 30%. Sólo aquellos agricultores que pueden regar continuamente pueden compensar sus pérdidas.
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