Los argentinos creen que el cambio climático es una amenaza igual o mayor que la del coronavirus

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Una encuesta de la consultora Poliarquía, realizada para la organización Periodistas por el Planeta, muestra que los argentinos están muy alarmados por el calentamiento global y que esto les preocupa casi tanto, o incluso más, que la pandemia del nuevo coronavirus.

El sondeo fue hecho sobre 1035 consultas, entre el 14 y el 20 de mayo , durante las primeras etapas del aislamiento social preventivo y obligatorio, e indaga en la percepción social de los problemas ambientales, con foco en el cambio climático y el coronavirus.

Uno de los resultados más sobresalientes de la encuesta es que un 43 por ciento de los entrevistados piensa que el cambio climático es una amenaza mayor que la pandemia, mientras que un 34% lo considera igual de peligroso que la infección.

Los jóvenes demostraron estar más preocupados por las cuestiones climáticas. Por ejemplo, mientras que para aproximadamente el 70% de los mayores de 30 años hay “alguna o mucha relación entre la salud del planeta y la salud humana”, para la población menor de 30 años, esa percepción sube por encima del 82% .

Bruno Rodríguez, referente del movimiento Jóvenes por el Clima, dijo: “Me parece que refleja un interés mayoritario y una preocupación generacional de los ‘sub 30’, que se manifestó claramente con las manifestaciones estudiantiles a nivel global, con Greta Thunberg a la cabeza, pero acá, en el territorio nacional, en todas las provincias hubo marchas por la acción climática, reclamando al gobierno anterior y ahora también a este”. Y en esa línea, siente que su generación asumió compromisos de cambios profundos, “es importante la resignificación de la lucha ambiental, más ligada a los derechos humanos, la justicia social y a la defensa de las comunidades más vulnerables”.

La salud del planeta

Desde que irrumpió el Covid-19, numerosos equipos científicos se abocaron a estudiar su origen y circulación y dar a conocer sus resultados. Se sabe que el 75% de las enfermedades emergentes infecciosas son originadas en animales silvestres y que se transmiten a humanos por contacto directo o indirecto, a través de vectores. Son las denominadas enfermedades zoonóticas o zoonosis. La veterinaria Marcela Orozco explicó que existen “nuevos ambientes de interfaz entre los seres humanos, los animales y el medio ambiente. Estos nuevos ambientes son el producto de la degradación ambiental. Cuando un área es deforestada, se genera un desequilibrio entre las especies que allí vivían y su entorno natural”.

Sucede que ciertos comportamientos destructivos degradan hábitats naturales y causan pérdida de biodiversidad. En última instancia, al reducir las poblaciones y cantidades de especies diferentes en los ecosistemas, se perturba el equilibrio que mantiene la existencia de virus y patógenos asociados a animales capaces de convivir con ellos, facilitando la posibilidad de transmisión a especies novedosas para estos virus, entre ellas el ser humano.

Este vínculo entre la salud de los ecosistemas naturales y el Covid-19 es claramente percibido por mayoría de los encuestados. Un 56 por ciento de los entrevistados respondió que la salud de los ecosistemas naturales y el coronavirus están relacionados, y aún más llamativo, es que un 72 por ciento de los encuestados conoce que la salud del planeta y la salud humana están relacionadas.

Calentamiento global

En la encuesta, un 70 por ciento dijo estar entre “bastante” “muy preocupado” ante la perspectiva de que la temperatura del planeta aumente en 1,5 grados, como advierte la ONU. Además, el cambio climático es para 9 de cada 10 encuestados un problema del presente. Pero al mismo tiempo, la mayoría de los encuestados siente que no hay información sobre la crisis climática. Un total de 61 por ciento dijo que había “poca o nada” información disponible.

Bruno Rodríguez define este punto con un neologismo: “infoxicación”. Explica que hay mucha información, pero que está dispersa y que puede ser difícil acceder y comprenderla. Según él, las organizaciones científicas y, especialmente, las políticas educativas tienen un rol importante para cumplir. “Hay que pensar mecanismos que faciliten el acceso a la información para todos y batallar contra la ‘infoxicación’, identificando actores que desinforman, como los negacionistas de la ciencia, que inciden en la información que circula generando confusiones”.

¿Qué pasará en el futuro?

Más de la mitad de las personas, el 52% cree que la sociedad cambiará sustancialmente sus conductas después de la pandemia. La crisis sanitaria actual debe contemplar nuevas formas de vida.

Un 80 por ciento de los encuestados piensa que la alteración del clima impactará negativamente en las actividades económicas en el futuro y creen que la emergencia climática tiene o tendrá impacto directo en la economía, en el corto y en el largo plazo. Esta preocupación encuentra un correlato con el 78 por ciento que cree positivo el impulso y fomento de las inversiones en energías renovables.

Rodríguez también apuesta por construir un mundo mejor colectivamente: “La juventud adopta la esperanza como respuesta política. La pandemia generó terreno fértil para ampliar las discusiones y radicalizar las demandas, por ejemplo, poner en temario la necesidad de fortalecer y realizar una transición hacia la generación de energías renovables. Necesitamos soluciones sin precedentes, hacer lo necesario, no solo quedarse en lo posible”.

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