Una nueva investigación demuestra el extraordinario valor de estos ecosistemas y advierte de que dañarlos dejará mucho más dióxido de carbono en el aire para calentar el clima. Además, los bosques tropicales intactos aseguran la estabilidad del clima local y regional, generando más lluvia que los bosques despejados y, por lo tanto, reduciendo el riesgo de sequía.
Las políticas de las comunidades mundiales y la ciencia no diferencian entre los valores relativos de los diferentes tipos de paisajes forestales (que van desde los más intactos hasta los que están muy explotados, fragmentados, quemados, drenados y/o con exceso de caza) debido en parte a la falta de una forma uniforme de medir su calidad.
Con más del 80 por ciento de los bosques ya degradados por actividades humanas e industriales, estos hallazgos subrayan la necesidad inmediata de políticas internacionales para asegurar bosques intactos restantes, incluyendo el establecimiento de nuevas áreas protegidas y los derechos sobre la tierra de los pueblos indígenas y regular la industria y la caza y centrarse en esfuerzos de restauración y finanzas públicas.
En ausencia de estrategias específicas como estas, los objetivos mundiales actuales que abordan el cambio climático, la pobreza y la biodiversidad pueden ser insuficientes, incluidos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para gestionar los bosques de manera sostenible, combatir la desertificación, detener e invertir la degradación de la tierra y detener la pérdida de biodiversidad.