Los incendios boreales, que suelen representar el 10% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono de los incendios, contribuyeron con el 23% en 2021, revela un estudio en ‘Science’.
“Los bosques boreales podrían ser una bomba de relojería de carbono, y los recientes aumentos de las emisiones de incendios forestales que observamos me hacen temer que el reloj siga corriendo”, alerta en un comunicado el autor del estudio, Steven Davis, de la Universidad de California Irvine.
Los incendios forestales extremos, que afectan al clima por el dióxido de carbono que emiten, son cada vez más frecuentes. Los incendios forestales de los bosques tropicales han recibido una atención notable por sus emisiones, mientras que los de los bosques boreales han atraído mucha menos atención.
Y ello a pesar de que los bosques boreales son el bioma terrestre más extenso del mundo y de que los incendios en estas regiones liberan entre 10 y 20 veces más carbono por unidad de superficie quemada que otros ecosistemas. Por tanto, el seguimiento de las emisiones de los incendios en estos ecosistemas de alta densidad de carbono es fundamental para comprender la temperatura de la Tierra y los riesgos para los esfuerzos de mitigación del cambio climático.
Los enfoques basados en satélites para controlar las emisiones de dióxido de carbono de los incendios pueden pasar por alto las emisiones de los pequeños incendios, mientras que los enfoques de modelización ascendente pueden pasar por alto los incendios de suelos quemados.
Además, el dióxido de carbono es difícil de atribuir específicamente a los incendios; puede permanecer en la atmósfera durante cientos de años, lo que significa que las concentraciones de dióxido de carbono de fondo son bastante altas en comparación con las emisiones de dióxido de carbono liberadas por pequeños incendios.
Para controlar mejor las emisiones de los incendios, y en particular en las regiones boreales, el investigador de la Universidad Tsinghua (China) Bo Zheng y sus colegas utilizaron un nuevo método para rastrear indirectamente las emisiones de dióxido de carbono de los incendios.
Se trataba de controlar el monóxido de carbono, que tiene una vida mucho más corta en la atmósfera que el dióxido de carbono. Los autores utilizaron datos de satélite de MOPITT (Measurements Of Pollution In The Troposphere instrument), el instrumento de satélite con la serie temporal continua más larga de mediciones de dióxido de carbono hasta la fecha, para estimar las emisiones semanales globales de monóxido de carbono y dióxido de carbono de los incendios en las regiones boreales mediante un enfoque de sistema de inversión atmosférica.
Esto reveló una tendencia de dos décadas de expansión de los incendios de verano en los bosques boreales desde 2000 y un récord de emisiones de los incendios forestales boreales en 2021, coincidiendo con una ola de calor severa, sequía y alto déficit de agua en las regiones boreales ese año.
“Nuestro análisis de datos implica un vínculo entre los extensos incendios boreales y los factores climáticos (especialmente el aumento de la temperatura o las olas de calor)”, escriben. Y señalan que los ecosistemas boreales podrían convertirse en el futuro en las principales regiones de origen de incendios intensivos y de emisiones de carbono por incendios.
También afirman que el enfoque que han desarrollado para controlar las estimaciones de las emisiones de los incendios será útil para desarrollar un sistema más integrado capaz de controlar y evaluar los presupuestos mundiales y regionales de carbono de los incendios, los flujos de uso de la tierra tras los incendios y el impacto neto de las emisiones de los incendios sobre el dióxido de carbono atmosférico.