La falta de lluvia empieza a alarmar también en los ríos. La situación es preocupante en muchas partes del Viejo Continente. Ocurre por ejemplo en el río Miño, en Lugo, con un caudal muy bajo del habitual, 340m³/s; en el Tajo, Portugal, donde en algunos puntos se puede cruzar a pie; en el Rin, Alemania, donde empieza a ser menos navegable; y hasta el Támesis, en Londres, ha empezado a secarse en su fuente.
La sequía en otros países
Al Támesis le falta agua y no es una excepción. La mayoría de los acuíferos británicos están a un nivel muy bajo y este es el que suministra agua a Brighton.
El doctor Toby Willison, director de Medio Ambiente en Southern Water afirma que “estaremos preparados para reaccionar con prohibiciones de mangueras y cosas así, si es necesario”. Pues el agua es lo que más preocupa.
En Alemania, el nivel de los ríos Rin y Elba es tan bajo que los barcos han tenido que reducir su carga: “Normalmente hay 2 metros de agua bajo el barco, ahora solo hay 40 centímetros”, aseguran.
En los Países Bajos e Italia el río Po ha dejado ver una bomba sumergida de la Segunda Guerra Mundial. Incluso el Garda, uno de los lagos más grandes del país italiano ha cambiado de aspecto. Mario Treccani, propietario de un balneario en el lago de Garda cuenta que es un poco triste, ya que “Antes se escuchaba el ruido de las olas rompiendo aquí, ahora ya no se escucha nada. Además, parece que la fauna está cambiando”.
Toda Europa sufre altas temperaturas y sequía.
En un pueblo del Sur de Francia llevan desde abril con problemas de agua potable. “Al principio éramos los únicos que sufríamos escasez de agua potable, ahora, se ha extendido a todo el departamento, e incluso a todo el país”, recuerda René Ugo, afectado.
Francia ha marcado un récord histórico desde que comenzaron los registros en los años 50. Los expertos creen que la sequía podría prolongarse hasta el año que viene, lo que significa más incendios, más calor y menos agua de la que hoy tenemos.