En el sudoeste de la provincia de San Juan se encuentra la actual estancia Manantiales, un bellísimo e invaluable paisaje cordillerano que se encuentra amenazado y con escasa representación en el sistema nacional de áreas protegidas, y que por sus infinitos valores demandan la máxima categoría de conservación, como lo es la de un Parque Nacional. De esa manera, dichos valores se verían resguardados a perpetuidad, y los pobladores locales beneficiados por el motor económico que generaría la iniciativa.
Existen en la zona algunas figuras conservacionistas de poco calibre y alcance, como por ejemplo en El Paso de los Patos (o de las Llaretas) por donde pasó el legendario Ejército de los Andes, que fue declarado “Sitio Histórico Provincial” (Ley Nº 411) y “Lugar Histórico Nacional” (Ley Nº 27.112). Por otro lado, el Ministerio de Defensa impulsó recientemente la preservación del área a través de la figura de Reserva Natural de la Defensa. Sin embargo, por un conflicto con el gobierno provincial de San Juan, la figura no obtuvo el rigor de ley nacional, y por lo tanto, el área continúa gravemente amenazada.
Hernán Casañas, director ejecutivo de Aves Argentinas, ONG ambiental más antigua de Latinoamérica, quien impulsa el proyecto, destaca: “Es realmente única la posibilidad de contar con significativos fondos comprometidos por un donante para potenciar la infraestructura allí presente. De crearse, la Nación y los sanjuaninos especialmente, contarán con un nuevo Parque Nacional de características extraordinarias; con un centro de interpretación de última generación, bases de operaciones, vehículos, y refugios de montaña aptos para el desarrollo y potenciación de todas las actividades que allí se realizan. En interés de organizaciones internacionales de apoyar la iniciativa es una verdadera oportunidad que no debe desaprovechar el gobierno sanjuanino, que debe liderar la iniciativa”
El sitio se encuentra a unos 260 kilómetros de la Ciudad de San Juan en el Departamento de Calingasta, y a unos 50 de la localidad de Barreal, su principal portal turístico. La estancia tiene una superficie de 382 mil hectáreas, posee unos 88 kilómetros de cordones montañosos de Norte a Sur, y por su carácter limítrofe, hay varios pasos que conectan con Chile, incluido el de las Llaretas, utilizado por el mismísimo San Martín.
Manantiales es una joya internacional: por aquí, el Gral. San Martín y su ejército libertador cruzaron la cordillera de Los Andes en 1817, para luego vencer a los españoles, en una de las máximas gestas de la historia. Por lo tanto es uno de los sitios más relevantes de la historia de nuestro país y de América Latina.
Manantiales es además hogar de glaciares, ríos y vertientes, que confluyen en la mayor fuente hídrica de la región; cordones y picos de más de seis mil metros como el icónico Cerro Mercedario (6,720 m.s.n.m); valles majestuosos que atraen a montañistas de todo el mundo. Ambientes naturales que contienen flora y fauna amenazada, como el mítico Gato Andino; milenios de legado antropológico en forma de vestigios, santuarios de altura y petroglifos de diversas culturas que han pasado por la zona.
Por su riqueza, el sitio es además una valiosa fuente de trabajo para los pobladores cercanos del departamento de Calingasta que allí realizan actividades turísticas y ganaderas. Por medio de una adecuada zonificación de la futura área protegida, dichas actividades se verían profundamente beneficiadas, así como sucede en otras regiones del país.
De la misma manera, existen fondos comprometidos por donantes para potenciar la infraestructura allí presente, por lo que no solo se dinamizará la actividad económica por la presencia del Parque Nacional en sí, sino que los operadores turísticos y los ganaderos podrán aprovechar dichas inversiones y progresar.
La pandemia de COVID-19 ha evidenciado las consecuencias de la desarmonía que hemos originado con nuestro ambiente y particularmente con los escenarios silvestres. En este contexto y en términos de los esfuerzos de conservación por parte de los gobiernos; las áreas protegidas constituyen la medida más importante y eficaz para detener, minimizar o compensar la destrucción de la naturaleza, y para asegurar la conservación de su biodiversidad, y el mantenimiento de sus contribuciones o servicios, fundamentales para el desarrollo humano.
¿Por qué crear un parque nacional en el Cruce de Los Andes?
Algunos de los destacables valores de conservación identificados por investigadores y por técnicos de la APN (s/f) son:
- Glaciares, humedales y ríos que calman la sed del desierto: La provincia de San Juan, como la región de Cuyo en general, está pasando por una crisis hídrica de una gravedad extrema. En Manantiales se encuentra además un gran tramo del célebre río Los Patos, así como sus nacientes. Tanto éste, como el Río Blanco en el norte de la estancia, son cruciales para la cuenca del gran río San Juan, del cual depende la actividad económica y el bienestar social de la provincia. Resulta interesante destacar que los glaciares de la zona de Manantiales y alrededores (subcuencas Río de Los Patos, Río Blanco y una porción de Cordillera de Ansilta) representan el 15% de todos los glaciares del territorio nacional. De ahí su importancia para el cada vez más escaso, fundamental y amenazado recurso hídrico.
- La histórica ruta Sanmartiniana del Ejército de los Andes: Éste es el sitio más relevante de la vida del Libertador de la Argentina, Chile y Perú, José de San Martín (1778-1850). Resulta entonces oportuno arrimar un criterio que debería consolidarse en la Argentina: Un parque nacional también preserva la historia. El cruce histórico siguió un plan concebido para desalojar el colonialismo en esta parte de América e independizar a los países sometidos al reino de España durante el siglo XIX.
- El Cordón de la Ramada y sus “seismiles”: Este cordón se encuentra íntegramente en territorio sanjuanino, y contiene las montañas más altas de la provincia y el mayor valle glaciar de la zona, donde varios cerros se elevan por encima de los 6.000 metros de altura, incluido el mítico Cerro Mercedario (6.720 m.s.n.m).
- El valor intrínseco de la Cordillera de los Andes en el imaginario popular, y su potencial desde el punto de vista turístico y de desarrollo económico: Gracias a la creación de un Parque Nacional en la estancia, los pobladores de Calingasta, y sobre todo los operadores turísticos y los ganaderos, se verán sumamente beneficiados. Y no solo ellos, sino que la comunidad entera del departamento verá su economía dinamizada y diversificada, ya que las inversiones y el desarrollo que vienen aparejados a un nuevo Parque Nacional han sido comprobados a nivel mundial. En el Plan Federal Estratégico de Turismo Sustentable Argentina 2020 (Ministerio de Turismo de la Nación 2011) no existía una definición que abarcara la complejidad territorial del área reportada. Sin embargo, desde distintas instituciones se fue dando forma a un proyecto que posibilita su desarrollo turístico ofreciendo una diversidad de experiencias a distintos tipos de visitantes. Existe una diversidad de tipos de destinos o atractivos turísticos que ofrecen interesantes oportunidades tanto para atraer a visitantes con intereses específicos como para ofrecer programas “a medida”, combinando sitios históricos, arqueológicos, de andinismo, de fotografía u observación de la naturaleza, de astronomía, de senderismo o caminatas de montaña e, incluso, deportes de aventura como el descenso de ríos de aguas rápidas o balsismo (rafting). Entre sus destinos más visitados o los que tienen ese potencial se destacan: El Cruce de Los Andes, El arroyo Turquesa, La Laguna Blanca, El Complejo Astronómico El Leoncito, El Parque Nacional El Leoncito, El Cerro Mercedario, Tamberías, el Qhapaq Ñan, Camino del Inca o Sistema Vial Andino, Monumento Natural Cerro Alcázar, Ruinas de Hilario, Bodega Entre Tapias, Museo Renzo Herrera, Refugio Privado de Vida Silvestre Los Morrillos.
- Fauna y flora adaptada a condiciones de vida extrema: Entre los mamíferos típicos presentes en la zona, se encuentran “Guanacos” (Lama guanicoe), “Puma” (Puma concolor), “Zorro colorado” (Lycalopex culpaeus). Sobre los paredones rocosos, en particular, se pueden avistar “Chinchillones” (Lagidium viscacia) y, en caso de ser un observador afortunado, se tendrá la posibilidad de hallar al gran buscado y bellísimo “Gato andino” (Leopardus jacobita), al que muchos catalogan como “el fantasma de los Andes”. De hecho, investigadores de la Argentina, Bolivia, Chile y Perú han conformado una red llamada “Alianza Gato Andino” para estudiar este felino que es el más amenazado de América, y uno de los 5 más amenazados del mundo. Esta región es enigmática, porque no ha sido muy estudiada, pero es considerada por los expertos como un valioso “corredor andino”.
- Entre las aves será muy factible observar al ave voladora más grande del mundo: el “Cóndor andino” (Vultur gryphus). También, en las zonas bajas vecinas al Parque Nacional El Leoncito se encuentra una de las aves no voladoras más grandes del planeta: el amenazado “Suri cordillerano” (Rhea tarapacensis). En el otro extremo de los tamaños también puede observarse al pequeño “Picaflor puneño” (Oreotrochilus estella). En esos ambientes, más afines con la ecorregión del Monte de Sierras y Bolsones habitan aves endémicas del país, como la “Palomita ojo desnudo” (Metriopelia morenoi) y el “Canastero Castaño” (Pseudasthenes steinbachi).
- Un paisaje con miles de años de poblamiento humano: A lo largo de milenios Manantiales estuvo poblada o recorrida por diferentes grupos humanos, que se adaptaron a su diversidad de climas, ecorregiones y recursos naturales. Por lo tanto, la zona está repleta de vestigios arqueológicos de distintas culturas, desde los Incas hasta los Huarpes.
- Yacimientos fósiles que testimonian la vida marina del Mesozoico: Desde el punto de vista geológico el Cordón de La Ramada presenta una sucesión de estratos de rocas muy antiguas que datan de los tres períodos (Cretácico, Triásico y Jurásico) de la era Mesozoica (que abarca entre 250 y 65 millones de años antes del presente). Es el caso de las sedimentarias originadas en un ambiente marino del Carbonífero Superior y el Pérmico Inferior que conservan fósiles de invertebrados marinos, restos de plantas, palinomorfos (microfósiles), mantos de carbón y evidencias de una importante glaciación.