Cuando se cumple un mes del terremoto que sacudió Nepal el pasado 25 de abril, el país asiático libra ahora una lucha a contrarreloj por garantizar el cobijo para los miles de damnificados antes de la llegada de los monzones, que se esperan para principios de junio.
La llegada de las lluvias torrenciales supondrá, con toda seguridad, el corte de las comunicaciones, el bloqueo de los puntos de agua y complicará la operación logística de asistencia humanitaria a los afectados.
Ante esta situación, las organizaciones humanitarias que trabajan en la zona aceleran las labores de distribución de ayuda básica como toldos plásticos y tiendas de campaña.