Pesca ilegal, la gran amenaza a los santuarios marinos

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Después del tráfico de drogas y el de armas, la pesca ilegal es la tercera actividad ilícita más lucrativa del mundo. Se estima que alrededor de 26 millones de toneladas de pescados y otros recursos marinos son capturadas ilegalmente todos los años para abastecer un mercado negro que mueve hasta $23 000 millones.

Un equipo expertos en monitoreo satelital y científicos analizaron el movimiento de embarcaciones, por un período de cinco años, dentro de cuatro áreas marinas protegidas. Lo que se detectó en esta investigación es que la pesca ilegal acecha a santuarios marinos de Chile, Colombia, Ecuador y México. Estos cuatro países están dentro de las primeras seis naciones de Latinoamérica que resguardan la mayor cantidad de territorio marítimo, pero ¿tienen estos países las herramientas para controlar, vigilar y frenar estas actividades ilícitas al interior de sus áreas marinas protegidas?

Qué revelan las imágenes

La posibilidad de rastrear en un mapa el movimiento de una embarcación en el océano depende de que esta lleve a bordo un dispositivo satelital que “básicamente es una caja que está en conexión con satélites en órbitas”, explica el científico Fabio Favoretto, miembro de DataMares, una organización civil que analiza datos sobre la pesca en México y que colaboró en el análisis de la información para esta investigación. Dicho dispositivo envía cada hora una señal a un satélite indicando la posición, velocidad y el rumbo del barco. Esa información le permite a investigadores como Favoretto ver luego, en una computadora, dónde está el barco, hacia dónde se mueve, a qué velocidad y cuánto tiempo tarda.

Cuando una embarcación está pescando, “muchas veces, lo primero que hacen es disminuir la velocidad y empezar a hacer viradas o cambios de dirección”, explica Favoretto. El científico, quien también es profesor de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, precisa que dependiendo del arte de pesca que se utiliza, el barco puede tener diferentes comportamientos.Existen distintas plataformas web que permiten observar la posición y la ruta de los barcos en el mar. Una de ellas es Global Fishing Watch, cuyo algoritmo combina numerosas variables, entre ellas las descritas por Favoretto, para identificar cuando un barco posiblemente está pescando.A pesar de que el nivel de certeza que se puede obtener a partir de estas herramientas es alto, para poder afirmar que efectivamente un barco ha pescado es necesario confirmarlo presencialmente. Por eso, esta tecnología es utilizada por los países para movilizar a sus Armadas o autoridades de fiscalización pesquera hacia el lugar de los hechos y confirmar la actividad.

Hallazgos

En México, se observo que 17 embarcaciones con bandera mexicana y una de Estados Unidos han realizado actividades sospechosas de pesca dentro del Parque Nacional Revillagigedo, donde abundan tiburones y mantarrayas en peligro de extinción, y donde la pesca está prohibida. A pesar de nuestros hallazgos, desde diciembre de 2018 sólo tres embarcaciones han sido denunciadas por presunta pesca ilegal en esta área protegida.

En Colombia, se pudo observar que barcos de bandera panameña y la flota colombiana de la compañía Seatech -de la conocida marca de atún Van Camps- operan en el Distrito Nacional de Manejo Integrado Yuruparí, colindante con el santuario Malpelo, y donde la pesca industrial no está permitida. Algunas de las embarcaciones tienen también antecedentes de pesca ilegal e incluso de aleteo, es decir que han cortado las aletas de los tiburones y luego han arrojado al mar el cuerpo de los animales.

En todas las áreas marinas protegidas analizadas, la vigilancia y presupuesto destinados al control es insuficiente y, en algunos casos, ni siquiera se han creado los planes de administración que definan una estrategia de monitoreo. Es decir, muchas de estas áreas son actualmente “parques de papel”, lo que las hace más vulnerables ante la pesca ilegal.

Es en este contexto que las flotas chinas se mueven en los límites del mar territorial de cuatro países de Sudamérica para pescar pota o calamar gigante (Dosidicus gigas) y que, en algunas ocasiones, atraviesan áreas marinas protegidas como parte de su recorrido.

Sin ir muy lejos, a inicios de junio, una flota china compuesta por unos 260 barcos llegó hasta los límites de la zona económica exclusiva de Galápagos para pescar pota. Durante días, este grupo de embarcaciones, al que los pescadores artesanales describen como “una ciudad gigante” en medio del mar, mantuvo alerta a científicos y funcionarios de gobierno. Aunque no se reportó el ingreso de alguna de estas naves a territorio ecuatoriano para pescar ilegalmente, su presencia movilizó a autoridades pesqueras, fuerzas armadas y hasta el mismo presidente Lenin Moreno, quien ordenó la creación de un comité para diseñar una estrategia de protección para las Islas Galápagos. Los antecedentes de pesca ilegal de algunas de las embarcaciones chinas fueron clave en la decisión tomada por el Gobierno ecuatoriano.

Además, durante ese periodo 149 buques apagaron su sistema satelital, dijo el comandante de la Marina, Darwin Jarrín quien también aseguró que “incluso algunos buques han cambiado de identificación”. Apagar la señal satelital es uno de los métodos que utilizan las embarcaciones para cometer ilícitos.

En el caso de Chile, se detectó que las flotas chinas, en sus largas travesías por la región, atraviesan el Parque Marino Nazca Desventuradas, el más extenso de América Latina. Ahora mismo, estas embarcaciones se encuentran frente al mar territorial del Perú y han comenzado a dirigirse hacia el Sur poniendo en alerta a las autoridades chilenas.¿Qué compañías están detrás de esta controvertida flota? ¿Qué antecedentes de pesca ilegal arrastran algunas de estas embarcaciones? ¿Cuáles de ellas han atravesado áreas protegidas o se han movido en los límites territoriales de Ecuador y Chile?Mongabay identificó a las compañías a las que pertenecen al menos 140 de estos barcos y descubrió que apenas 10 empresas operan 95 de estas naves. La mayoría de estas compañías tienen domicilio en la ciudad de Zhoushan, en el Mar de China Oriental. Este lugar hasta hace algunos años era uno de los puntos neurálgicos de la industria pesquera china, pero hoy sus recursos están agotados. Por lo menos tres barcos con antecedentes de pesca ilegal se han movido dentro o alrededor de Galápagos y de Nazca Desventuradas en los últimos cinco años.

La importancia de las áreas marinas protegidas

Los océanos generan la mayor parte del oxígeno que respiramos, absorben una gran cantidad de emisiones de carbono, regulan el clima y alimentan a la población mundial. Además, el valor de los océanos como activo total asciende a 24 billones de dólares, asegura el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Sin embargo, la ciencia ya ha demostrado que el 66 por ciento de los océanos se encuentra deteriorado (PNUMA).

El 31 por ciento de las poblaciones de peces están sobreexplotadas y en 40 años han desaparecido el 49 por ciento de las especies marinas. Y esta degradación va en ascenso a raíz de la contaminación, del aumento de la temperatura del agua causada por el cambio climático y de la acidificación del océano debido a que está absorbiendo, de la atmósfera, dióxido de carbono en exceso.Para revertir este problema, las áreas marinas protegidas son primordiales. De hecho, ya se ha demostrado que estas benefician también a la actividad pesquera, ya que funcionan como semilleros de biodiversidad.

Por eso, la mayoría de los países se comprometieron a proteger al menos el 10 % de su territorio marítimo para el 2020. Chile, Colombia, México y Ecuador son algunos de los países de la región que ya han cumplido con la meta. De hecho, Latinoamérica ha avanzado notoriamente en proteger el océano, considerando que en 2000 apenas tenía el 1,43 % de mar protegido y hoy ese porcentaje es del 23,6 %, según la División de Estadísticas de las Naciones Unidas.

“Sin embargo, la superficie física solo representa una parte del compromiso”, asegura un informe de PNUMA. “Para que las zonas marinas protegidas resulten verdaderamente eficaces se requiere una gobernanza sólida que influya en la conducta humana y reduzca el impacto sobre los ecosistemas”, precisa el documento.

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