En el último mes y medio más de 700 vecinos de las localidades costeras chilenas de Quintero y Puchuncaví han sido hospitalizados por intoxicaciones debidas a los altos niveles de contaminación, una realidad que llevan denunciando décadas ante el gran número de industrias que operan en el sector.
El área, cercana a la ciudad de Viña del Mar, acoge un gran parque empresarial con 17 plantas, varias de las cuales producen u operan con tóxicos, razones por las cuales el Colegio Médico de Chile pidió que se la declarara como ‘zona de catástrofe’.
En un informe publicado recientemente, el organismo sanitario denunció los posibles efectos secundarios que tienen estas emisiones sobre la salud, que pueden llegar a desembocar en ‘cáncer, accidentes cerebrovasculares y la disminución de la respuesta inmunitaria’.
Si bien muchos de estos efectos derivan de la presencia de arsénico en el ambiente, componente que no ha estado presente en las últimas muestras registradas que han llevado a la declaración de ‘alerta medioambiental’ en el área en las últimas semanas, sí que han aparecido en varios estudios anteriores.
En concreto, tanto Quintero como Puchuncaví fueron consideradas recientemente como ‘áreas saturadas de anhídrido sulfuroso y material particulado’, lo que provoca, sobre todo en menores, náuseas, dolores de cabeza o abdominales y el adormecimiento de las extremidades.
Una situación que es aún más ‘angustiosa’, explicó María Araya, presidenta del Consejo Consultivo de Usuarios del Hospital Adriana Cousiño de Quintero, cuando se tiene en cuenta que el centro que opera en la localidad es de ‘baja categoría’, es decir, ‘que no tiene especialistas ni recursos’ para atender dichos casos.