Reserva la Payunia está cerca de ser candidata como Patrimonio Natural de la Humanidad

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La Dirección de Recursos Naturales de la Provincia ya abordó el tema a través de una consultoría la gestión técnico-operativa destinada a elaborar la evaluación preliminar del sitio malargüino “La Payunia, Campos Volcánicos Llancanelo y Payún Matrú, Provincia de Mendoza” para ser candidateado como Patrimonio Natural de la Humanidad.

El proceso será conducido por Roberto Molinari, consultor independiente que cuenta entre sus amplios antecedentes haber sido miembro del Comité Argentino del Patrimonio Mundial Unesco y haber conformado el equipo de trabajo para la nominación del Qhapaq Ñan, entre otros.

Vale recordar que hace dos meses la Reserva Natural la Payunia sumó 15.640 hectáreas tras la ratificación definitiva que le dio la Legislatura de Mendoza a una donación de tierras privadas y fiscales.

Como parte del mencionado proceso, recientemente la Dirección de Recursos Naturales organizó un taller junto con personal del Municipio de Malargüe, del Plan Estratégico Malargüe y con la fundación WYSS.

En la segunda jornada se sumó al taller el secretario de Ambiente de la Provincia, Humberto Mingorance, quien expresó: “Estamos retomando este proceso con fuerte determinación porque tenemos grandes expectativas de que Payunia llegue a ser un sitio patrimonio natural de la humanidad. Posee valores universales excepcionales en belleza paisajística y geológica, específicamente en vulcanismo, como lo confirman todos. Desde renombrados especialistas hasta nosotros, como simples visitantes que nos deslumbramos con sus paisajes verdaderamente únicos”.

Actualmente, La Payunia está inscripta en la Lista Tentativa del Patrimonio Mundial (Unesco) de Argentina, lo cual desde 2010 es un requisito excluyente clave en el procedimiento de nominación. En este momento se transita la etapa de elaboración de la Evaluación Preliminar y, en paralelo, se dan los primeros pasos para la elaboración del Dossier de Solicitud de Nominación, que empieza por la revisión y el ordenamiento documental y culminará con la redacción del documento que viabilizará la posible nominación del bien.

Según refirió Molinari, consultor que se encarga de coordinar y conducir el proceso de Evaluación Preliminar del sitio, La Payunia tiene dos criterios de Patrimonio Mundial –los números 7 y 8–, que demuestran el Valor Excepcional Universal. El criterio 7 se refiere a fenómenos naturales o áreas de belleza natural e importancia estética excepcionales. El criterio 8 define si el sitio es ejemplo eminentemente representativo de las grandes fases de la historia de la Tierra, incluido el testimonio de la vida, de procesos geológicos en curso en la evolución de las formas terrestres o de elementos geomórficos o fisiográficos significativos. “Ambos se encuentran demostrados. La Payunia posee más de 800 conos volcánicos, todos los tipos de erupciones, gran diversidad de relieves producidos por el vulcanismo, todos los tipos de volcanes, casi todos los tipos de coladas volcánicas”, sintetizó el mencionado especialista.

“Las expectativas de que la provincia tenga un sitio Patrimonio de la Humanidad luego de los enormes avances que hemos realizado en estos años vinculados a la infraestructura, personal destinado, planes de gestión y zonificación, nos permite retomar este camino con más fuerza. Nuestra meta es que en los próximos años la provincia pueda contar con un sitio patrimonial digno de tener este reconocimiento mundial que poseen algunos bienes naturales del planeta”, culminó el secretario de Ambiente, Humberto Mingorance.

Valores y atractivos de La Payunia

Posee extensos escenarios cubiertos de coloridos materiales volcánicos, en los cuales habita un santuario de fauna y flora. Es frecuente que el visitante pueda apreciar tropillas de guanacos, una de las mayores poblaciones del Centro-Oeste argentino. Es uno de los sitios de mayor densidad volcánica del mundo, con un promedio de 10,6 volcanes cada 100 km². Su diversidad biológica la convierte en una de las regiones representantes de la estepa patagónica y además posee yacimientos arqueológicos que suman atractivo, tanto de interés turístico como científico y educativo.

Con más de 800 volcanes, constituye uno de los parques volcánicos de mayor densidad y diversidad del planeta. Los volcanes más destacados y frecuentados por los visitantes son el Payún Matrú (3.750 m), el más importante de la región; el Payún Liso (3.780 m), que contiene en su cráter un planchón de hielo en invierno y una lagunita en primavera. El Santa María se destaca –mucho más pequeño que los anteriores volcanes– por haber emitido una de las mayores coladas del área, de 17 km de longitud.

Otra zona de excepcional belleza es Pampas Negras, una amplia superficie recubierta por un manto de material eyectado por el volcán –lava fragmentada o material piroclástico–, de pequeño tamaño y color muy oscuro, denominado lapillis. El Campo de Bombas es una zona colmada de

formaciones circulares de material piroclástico denominadas “bombas volcánicas”. O sea, burbujas de roca fundida eyectadas por el volcán que, al enfriarse, adquieren mayormente forma de bola o gota.

El ambiente desértico alberga especies que se adaptan al riguroso clima. Su principal protagonista es el guanaco, cuya población ronda los 14.000 individuos, una de las más grandes de Argentina. Otros mamíferos como el zorro gris, el zorro colorado, el gato del pajonal, la liebre mara y el piche patagónico se alimentan, reproducen, refugian y renuevan constantemente su ciclo de la vida en esta área natural protegida. También habitan la región aves como el chorlo cabezón, la monjita castaña, el yal carbonero y la calandria mora. Cuenta con reptiles, como el matuasto de las flechas, el tgeko austral y varios endemismos –especies exclusivas de una o unas pocas regiones–, como el lagarto cola de piche y la lagartija escorial o de la Payunia.

En cuanto a flora, La Payunia dispone de numerosas cactáceas que habitan este ambiente árido y pastizales como el tupe, la flechilla y el junquillo. Cuenta con arbustos como el solupe negro, la leña amarilla, tres especies de jarilla, la pichanilla y la melosa. Antiguamente, los pobladores del lugar utilizaban la raíz de la leña amarilla para encender fogatas y plantas como la pichana de flores amarillas, para preparar tinturas, entre otros muchos usos comestibles y medicinales de la flora nativa.

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