Si hay algo que caracteriza a la zona Norte del Conurbano, es la presencia de una gran cantidad y variedad de árboles. Algunos de ellos llevan poco tiempo plantados. Sin embargo, hay otros que decoran los barrios desde hace más de un siglo: están desde aquellas épocas donde, en los distritos, aún predominaban las casas quintas. Lo cierto es que casi todos los años, los vecinos convierten a estos ejemplares en los protagonistas de alguna historia mítica. Esta vez, ocurrió con un árbol ubicado en Acassuso, San Isidro.
En la intersección de las calles Eduardo Costa y Guido Spano, una Tipa de 30 metros llamó la atención de todos por una cascada de agua que caía desde su tronco. Este tipo de especie suele ser conocida en la zona por “llorar” entre la primavera y el verano. La causa son las chicharritas, un insecto que se alimenta con la savia de las hojas y segregan un líquido que cae al suelo como lluvia. No obstante, esta vez la situación fue diferente. Es que el agua caía como una catarata desde una altura de tres metros y salía por un agujero generado en la corteza, algo poco común.
El extraño hecho comenzó a circular rápidamente en las redes sociales y muchos comenzaron a darle explicaciones mitológicas a lo que sucedía. Algunos decían que esto suele pasar en los ejemplares más viejos. Otros, que el agua era un milagro y podía tener minerales especiales. Hasta rondó una idea de que, después de una cierta cantidad de años, los árboles desechan agua y se convierten en sagrados.
A pesar de las creativas historias que se generaron en la localidad sanisidrense durante los cuatro días que duró la caída de agua, el verdadero motivo fue otro. La cascada mágica que muchos consideraron un fenómeno natural, en realidad era un caño roto.
La situación del árbol fue reportada, en primera instancia, por la supervisión de Espacio Público de San Isidro. “Era evidente que el agua que largaba el árbol era producto de un caño. El mismo había ingresado por las raíces y desembocó en aquel hueco”, señalaron desde el municipio. Y agregaron: “Inmediatamente lo chequeamos con el personal de arbolado y dimos aviso a la empresa Aysa. También realizamos una poda y achique de la Tipa ya que, al ser tan grande, corría riesgo de caída por la erosión que el agua le realizaba al tronco, y ponía en riesgo a la propiedad frentista y a todos los vecinos que circulaban por Eduardo Costa”.
Desde Aysa, explicaron: “Bajo la supervisión de personal técnico de la municipalidad de San Isidro, se realizó la reubicación de la cañería distribuidora para el esquive del tronco del árbol. Las tareas se concluyeron en pocas horas cumpliendo el objetivo de solucionar la pérdida y conservar al árbol”.