Siete alternativas para que el crecimiento económico no afecte la biodiversidad

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El aumento del consumo de recursos y emisiones contaminantes como consecuencia del crecimiento económico no es compatible con la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, la mayoría de políticas internacionales de biodiversidad y sostenibilidad aboga por el crecimiento económico.

Estas son las principales conclusiones del estudio ‘Biodiversity policy beyond economic growth’, publicado esta semana en la revista científica Conservation Letters. Esta contradicción se puso de manifiesto tras una revisión de trabajos científicos y políticas internacionales sobre el tema.

El artículo científico está dirigido por Iago Otero –investigador del Centre interdisciplinaire de recherche sur la montagne, de la Universidad de Lausana, Suiza– y ha contado con la intervención de 22 profesionales de unos treinta centros de investigación de 12 países, especializados en ecología de la conservación y en economía ecológica.

Entre otros, han colaborado en el proyecto Katharine N. Farrell, de la Universidad del Rosario (Colombia), Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF, Giorgos Kallis del ICTA-UAB y Beatriz Rodríguez-Labajos, investigadora del ICTA-UAB y de la Universidad de California Berkeley.

El documento recomienda que el IPBES (Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas) –el IPCC de la biodiversidad– incorpore en sus informes un escenario que vaya más allá del crecimiento económico, como parte de su labor actual de proyección del futuro de la biodiversidad.

Hasta ahora, los escenarios de cambios de la biodiversidad consideran que la economía tiene que crecer y buscan opciones de políticas para minimizar la pérdida de biodiversidad que no comprometan el crecimiento económico. En cambio, el artículo recomienda partir primero de objetivos de conservación y bienestar social y, a continuación, estudiar qué trayectorias económicas podrían cumplirlos.

“Esto puede significar tasas positivas o negativas de crecimiento del Producto Interior Bruto” afirma Iago Otero, líder del estudio, que añade que cada vez más voces en el IPBES piden “sustituir este indicador económico por nuevos paradigmas de bienestar”.

Tomando como ejemplo los últimos 170 años en los Estados Unidos, el equipo de investigación se pregunta por el sentido de continuar con un crecimiento económico claramente asociado a una pérdida de biodiversidad pero cuya contribución al progreso social se estancó a finales de 1970.

Alternativas para conservar la biodiversidad

El artículo apunta 7 propuestas alternativas para garantizar la prosperidad más allá del crecimiento y detener la pérdida de biodiversidad. Se concretan en acciones tanto nacionales como internacionales, por parte de comunidades diversas, ONG, los investigadores y las empresas y son las siguientes:

1. Limitar la comercialización de recursos a alcance internacional.

Todos los productos contienen una cierta cantidad de recursos y uso de tierras necesarios para su producción. El trabajo propone establecer topes absolutos a esta cantidad en los productos comercializados y asignarlos por países. Se argumenta que un menor comercio internacional reduce la extracción de recursos y la expansión de especies invasoras.

2. Restringir la actividad de las industrias extractivas en áreas de elevada biodiversidad.

Instaurar limitaciones claras y eliminar los subsidios a las industrias extractivas insostenibles contribuye a frenar la pérdida y fragmentación de hábitats. Asimismo, se podrían decretar moratorias de extracción en regiones altamente sensibles.

3. Disminuir la expansión de las grandes infraestructuras.

Re-examinar con detalle la necesidad de nuevas grandes infraestructuras (aeropuertos, presas, autopistas) y su impacto en ecosistemas y comunidades humanas sensibles. Además, proteger las zonas que aún están libres de carreteras, para detener la rápida pérdida de su biodiversidad y sus culturas en peligro.

4. Reducir y repartir el empleo

Promover legislación que reduzca la semana laboral y apoyar a las empresas que aplican planes de reparto del empleo puede reducir la presión ambiental y los impactos sobre la biodiversidad.

5. Fomentar el desarrollo agroecológico y la soberanía alimentaria.

Favorecer el apoyo gubernamental a los sistemas agrícolas sostenibles y a los alimentos locales y ecológicos, mediante reglamentos y subsidios y ajustando los sistemas fiscales en consecuencia.

Con ello se busca acortar las cadenas de producción, bajo criterios de biodiversidad y sostenibilidad, reducir la presión de la producción agrícola y ganadera e impulsar la diversidad dentro de las especies, entre especies y de paisajes.

6. Priorizar una planificación urbana compacta y el uso compartido de la vivienda.

Promover el uso eficiente del suelo mediante soluciones integradas de vivienda colectiva, el control de los alquileres y la limitación del suelo disponible para urbanización y expansión periurbana. Reducir la presión de la urbanización sobre los suelos agrícolas periurbanos.

7. Informar del impacto de la producción sobre la diversidad biológica.

Gravar los anuncios de productos que supongan una sobreexplotación de las especies y los suelos. Aumentar la conciencia sobre los efectos de los productos en la diversidad biológica gracias a un mejor etiquetado y campañas de información. Fomentar programas de educación de consumo responsable.

Más allá del PIB, el bienestar

Los autores de la investigación abogan por un uso de indicadores económicos, sociales, biofísicos y de bienestar para evaluar los resultados de las medidas propuestas. Argumentan que, ante el temor de que objetivos ambiciosos de conservación de la biodiversidad tengan un impacto negativo en el PIB, cabe recordar que este no es un indicador de bienestar social.

Como alternativa, proponen una serie de indicadores como por ejemplo el Indicador de Progreso Genuino, cuyas tendencias reflejan mejor la evolución del bienestar social.

En definitiva, el estudio pretende contribuir a superar la dependencia del crecimiento económico de los países y a proponer cambios en las prioridades políticas nacionales y internacionales hacia un mayor esfuerzo por la conservación de la biodiversidad y el bienestar humano.

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