Un glaciar podría desbordar el nivel de los océanos

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Un grupo de científicos navega hacia “el punto del mundo más difícil de alcanzar” para determinar la velocidad y cantidad que subirá el agua del mar ante el derretimiento de los hielos de la Antártida como consecuencia del calentamiento global.

Treinta y dos científicos iniciaron una misión de dos meses en un barco estadounidense para estudiar el glaciar Thwaites, que puede perder enorme cantidad de hielo por el calentamiento de los océanos.

La formación, del tamaño de Florida, es llamada “el glaciar del fin del mundo” por su cantidad de hielo y el impacto que tendría si se derrite por completo. Se cree que el nivel de las aguas subiría 65 centímetros a lo largo de cientos de años.

Debido a la importancia del glaciar, Estados Unidos y Reino Unido lanzaron una misión conjunta con costo de 50 millones de dólares para estudiar el Thwaites por tierra y mar. No hay centro de investigación cercano al glaciar, que está en la parte occidental de la Antártida, el este de la Península Antártica, la región que más preocupa a los científicos.

“Yo diría que el Thwaites es la principal razón por la que hay tanta incertidumbre en torno a las proyecciones sobre el aumento del nivel de los mares. Ello se debe básicamente a que es una región muy remota, a la que es difícil llegar”, expresa Anne Wahlin, oceanógrafa de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), desde el rompehielos “Nathaniel B. Palmer”, que se utiliza en investigaciones científicas. “Es potencialmente inestable y por ello nos preocupa mucho”.

El Thwaites arroja 50,000 millones de toneladas de agua al mar todos los años. El British Antarctic Survey dice que el glaciar es responsable del 4% de aumento en el nivel de las aguas y las condiciones que lo hacen perder hielo son cada vez más intensas, afirma Ted Scambos, de la Universidad de Colorado.

Erin Pettit, experta en glaciares de la Universidad Estatal de Oregón, explica que el Thwaites se desmorona de tres maneras:

  • Se derrite la parte sumergida en el océano.
  • Pierde su adherencia al fondo del mar y una enorme masa de hielo podría desprenderse y derretirse.
  • Su caparazón helado sufre una cantidad de fisuras, como ocurre con el vidrio roto de un auto. Esto es lo que más problemas puede crear. En solo un año han surgido fisuras de 10 kilómetros (seis millas) de longitud. Nadie ha explorado a pie la interfase hielo-agua del Thwaites. En 2019 Wahlin integró un equipo que exploró la zona desde un barco, usando una embarcación tipo robot, pero sin tocar el hielo.

Esta vez el equipo de Wahlin empleará dos aparatos automáticos: el Ran, más grande y que ya usó en 2019, y el Boaty McBoatface, más ágil y de mayor alcance.

Los científicos medirán la temperatura del agua, el lecho marino y el espesor del hielo. Estudiarán las fisuras del hielo, su estructura y las focas de la zona.

El Thwaites “se ve distinto a otras plataformas heladas”, expresa Wahlin. “Es como una mezcla de icebergs que se han fundido. Es cada vez más evidente que ésta no es una masa sólida de hielo, como otras plataformas heladas, de hielo sólido y suave. Es mucho más irregular y resquebrajada”.

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