China decidió prohibir las importaciones de residuos del extranjero, incluidos los plásticos, y ha repercutido en todo el mundo y afectó las operaciones de reciclaje en otros países que luchan con el nuevo panorama internacional.
Expertos aseguran que los países desarrollados deberán enfrentar el costo de su adicción al plástico en lugar de enviar el problema al país asiático, que ya recibió casi la mitad de los desechos del mundo desde el año 1992.
Esta situación podría fomentar la inversión en instalaciones de reciclaje, como innovar en la fabricación de plástico para que sean más adecuados para su reutilización. Esta situación podría fortalecer la conducta del público en contra de la cultura de usar y tirar.
China decidió prohibir el año pasado las importaciones de 24 categorías de residuos sólidos, incluidos ciertos tipos de plásticos, papel y textiles, debido a preocupaciones ambientales y de salud.
El país busca manejar de manera más efectiva sus propios desechos que crecen sin parar.
La prohibición entró en vigencia en el mes de enero.
Los científicos aseguran que para el año 2030, 111 millones de toneladas de residuos de plástico deberán buscar otro destino a causa de la nueva política de China.
La prohibición puso de manifiesto las deficiencias de los procesos de reciclaje en Estados Unidos. La introducción del reciclaje de flujo único en Estados Unidos, que mezcla papel, metal, vidrio y plástico, significa que los materiales reciclables son menos puros y menos valiosos.