Las campanas verdes llegaron a Caballito. El Gobierno porteño distribuyó 108 en ese barrio, que se suman a las 600 ubicadas en distintas zonas de Palermo y Núñez. Estas campanas o contenedores están destinadas a recibir los residuos reciclables, como papel, cartón o plástico, que después son retirados por recuperadores urbanos nucleados en cooperativas. Pero algunas ya fueron vandalizadas, porque los cartoneros independientes rompen los candados para llevarse el material que sirve.
El sistema empezó en Palermo hace cuatro meses, y el plan oficial es que para fines de 2014 esté en toda la Ciudad. Las campanas tienen una abertura para que los vecinos introduzcan materiales como papel, cartón, vidrio, metal, plástico o telas, por lo que deben separar los residuos en origen. Y una puerta que debe quedar cerrada con candado, cuya llave está en poder del cartonero o “promotor ambiental”. Cada recuperador recibe un pago mensual de $ 4.500 y tiene a su cargo dos campanas en cuatro cuadras, que recorre de 18 a 22. Debe hacerlo con bolsones y no puede usar carro. También va recibiendo los residuos reciclables que le dan en mano vecinos y encargados de edificios. Después, su cooperativa clasifica lo recuperado en uno de los siete centros verdes de la Ciudad y se lo vende directamente a la industria.
En Caballito trabajan 50 cartoneros de la cooperativa Recuperadores Urbanos del Oeste de la CTA, que recorren 80 manzanas ubicadas entre Juan Bautista Alberdi, Carabobo, Boyacá, Avellaneda, José María Moreno y Acoyte. En ese radio, a partir del 4 de noviembre ubicaron 108 campanas, a las que en enero les sumarán otras 58.
En una recorrida, Clarín detectó que ya hay algunas campanas violentadas, aunque no se llega al grado de vandalismo de Palermo, donde rompieron el 70% de estos contenedores. En una, en Rivadavia al 5600, la puerta estaba forzada y adentro había cartones entreverados con vidrios astillados. A otras, como la de Rivadavia y Biedma, les habían roto el candado. Y abiertas o no, la mayoría no daba abasto. Por eso, la gente dejaba bolsas con materiales reciclables sobre ellas o a su alrededor.
“Lo que es lindo de la campana es que los papeles y cartones no andan volando, están ahí –evaluó Aurora, mientras recorría avenida Rivadavia con su carro–. Pero otros cartoneros me rompen el candado y sacan lo que sirve. En mis cuadras hay un sólo portero que me da los materiales en mano. Y los vecinos no colaboran y tiran cosas reciclables en los contenedores negros y basura en los verdes. Por eso, y como no puedo esperar a fin de mes para recibir los $ 4.500 porque le tengo que dar de comer a mi familia, recorro el barrio de 12 a 16 con mi carro para revisar la basura. Así hago unos $ 50 por día. Después vuelvo a las 18, para ver las campanas”.
En Rivadavia al 5400, otro cartonero reconoció que no tenía asignada la zona que estaba recorriendo. “No abro las campanas, recibo lo que me dan los negocios”, aseguró, mientras el encargado de un supermercado chino le entregaba decenas de cajas de cartón.
“Esto no va a funcionar”, sentenció César, un recuperador independiente que avanzaba con su carro por Donato Alvarez y las vías del Sarmiento. “En este barrio algunos cartoneros visitan fábricas y se llevan un montón de cosas que se venden bien, como frascos o nylon. A ellos no les conviene que les paguen $ 4.500 por mes, porque hacen $ 1.000 o $ 1.500 por semana. Y en la basura se consigue de todo. Por ejemplo, la gente pone aires acondicionados frío-calor y tira estufas tiro balanceado que funcionan. En Caballito, además, tiran mucha ropa”.
“Entre Caballito, Palermo y Núñez ya hay 500 recuperadores trabajando en 721 manzanas, donde hay distribuidas 700 campanas –detalla Agustín Casal, director general de Reciclado del Ministerio de Espacio Público porteño–. Y la idea es que, para fines de 2014, el sistema esté en toda la Ciudad. Cada vez se separa más material: en todo diciembre se recuperaron 100 toneladas y en noviembre, 70. Sólo en Caballito, se están recuperando 4.000 kilos diarios. En ese barrio hay menos vandalismo, porque hay menos cartoneros independientes y pusimos campanas con tres trabas. Por otra parte, para evitar que rompan las campanas es importante que la gente separe en origen y saque la basura en el horario en que está el recuperador”.
Clarín