La diseñadora alemana Emily Burfeind ha desarrollado zapatillas deportivas ecológicas y biodegradables, con la parte superior tejida en 3D hecha de pelo canino y la suela fabricada con micelio de hongos.
A diferencia de las zapatillas tradicionales, que generalmente están hechas de entre 8 y 12 componentes diferentes y son “casi imposibles de desmontar y reciclar”, el nuevo modelo, llamado Sneature, consta solo de tres materiales renovables de base biológica, lo que permite reciclarlas o convertirlas en abono industrial al final de su vida útil, explicó la diseñadora en declaraciones a Dezeen.
Las zapatillas no tienen cordones y son básicamente un calcetín sin costuras, que se basa en la tecnología de tejido 3D y está hecho con pelo de perros. Con este pelo se hace un hilo de alta calidad que retiene el calor un 42 % mejor que la lana de oveja y que históricamente fue utilizado por las sociedades indígenas en la costa oeste de EE.UU.
Sin carga adicional para el medio ambiente
Solo en Alemania, “cada año se desechan 80 toneladas de esta materia prima”, indica Burfeind, para detallar que, a diferencia de los animales que se crían y se mantienen únicamente para la producción de fibra, “la cría domesticada de perros no es una carga adicional para el medio ambiente, sino un recurso que existe de todos modos”.
El calcetín se sumerge en caucho natural líquido, para crear un guardabarros repelente al agua a lo largo de la suela.
Por su parte, el micelio, la estructura de filamentos que usan los hongos para crecer, se mezcla con un sustrato de celulosa hecho de cáñamo y otros productos de desecho agrícola y se cultiva en un molde para crear la suela exterior e interior, que luego se entrelazan como ladrillos de lego.
De momento, no hay datos a largo plazo sobre la durabilidad de las zapatillas, pero la diseñadora estima que podrían usarse durante unos dos años antes de que se desgasten demasiado.