En las miles de toneladas de vidrio que van a parar a vertederos de todo el mundo puede estar el secreto de una nueva generación de baterías de ion de litio que no solo reutilizaría los miles de millones de botellas de vidrio que acaban en la basura sino que multiplicaría al menos por cuatro la capacidad de almacenamiento de energía respecto al resto de soluciones del mercado, además de mejorar la velocidad de carga.
Estos resultados los acaba de constatar un equipo de investigadores del Bourns College of Engineering de la Universidad de California que, con botellas de vidrio desechadas y sometidas a un proceso químico de bajo coste, han sido capaces de extraer de su dióxido de silicio nanopartículas puras de silicio para crear baterías de ion de litio de alto rendimiento.
‘Iniciamos el proceso con un producto desechado que iba camino del vertedero y creamos baterías que almacenan más energía, se cargan más rápido y son más estables que las pilas tipo botón que hay en el mercado. Así, tenemos un candidato muy prometedor para la próxima generación de baterías de ion de litio’, afirmó Changling Li, uno de los participantes en este proyecto de investigación que lideran el profesor de ingeniería mecánica Cengiz Ozkan, y el profesor de ingeniería eléctrica, Mihri Ozkan.
Según explican, los ánodos de silicio sustituyen al grafito en estas baterías. Aunque suelen ser más inestables, los investigadores han resuelto el problema reduciéndolos a nanoescala y combinando grandes cantidades de dióxido de silicio prácticamente puro y reacciones químicas de bajo costo.