Julio sin plástico, la campaña que busca reducir al máximo su circulación en Argentina y el mundo

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La crisis de los plásticos se ha convertido en una discusión hace ya varias décadas debido a su enorme crecimiento en los últimos 70 años. Según las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés), la humanidad produce más de 430 millones de toneladas de plástico cada año, de los cuales dos tercios son productos de corta duración que luego se transforman en residuos.

El plástico es barato, versátil, liviano y conlleva diferentes usos, como en la construcción, los electrodomésticos, los instrumentos médicos y los envases de alimentos. Sin embargo, cuando son mal gestionados y tratados, se convierten en un gran costo ambiental. Durante las últimas dos décadas, la producción mundial de plástico se duplicó.

Actualmente, los costos sociales y ambientales vinculados con la contaminación por plásticos fluctúan entre US$300.000 millones Y US$600.000 millones al año, con algunas estimaciones que superan los US$1,5 billones anuales, según un estudio de UNEP de 2023.

Rebecca Prince-Ruiz es australiana y hace 13 años una experiencia personal la impulsó a fundar Plastic Free July (“Julio sin plástico”), una iniciativa para crear conciencia sobre la relación cotidiana con ese material y desincentivar su uso.

Pasada más de una década, Plastic Free July se transformó en una campaña global para combatir -mediante acciones desarrolladas por organizaciones, grupos de civiles e individuos- la producción, distribución, uso y descarte de los plásticos. Solo el año pasado, participaron unas 89 millones de personas.

La campaña “convierte la conciencia y la preocupación por el problema de la contaminación plástica en acción”, explicó Prince-Ruiz en diálogo con el portal LA NACION. A través de investigaciones propias, comprende que si bien “la mayoría de la gente es consciente y está preocupada porque el plástico termina en el medio ambiente, no siempre hacen esa conexión cuando hacen una compra o cuando eligen o aceptan un producto o servicio”.

¿Cómo nació la campaña?

La fundadora de Julio sin Plástico contó que el movimiento surgió cuando trabajaba en un municipio local en educación sobre sostenibilidad. Cuando visitó la instalación de una planta de reciclaje a donde se dirigían los residuos, se sintió “abrumada” al ver “una montaña enorme de basura” y cómo, entre las máquinas y los empleados, separaban a mano papeles, metales, vidrios y diferentes tipos de plástico.

“Siempre pensé que cuanto más reciclara, más estaría ayudando al planeta. De repente, supe que lo más importante que podía hacer era usar, elegir y crear menos residuos”, expresó Prince-Ruiz.

En consecuencia, Prince-Ruiz decidió que reduciría estrictamente la cantidad de basura que generaba a partir del mes siguiente, el cual resultó ser julio, y detalló: “Invité a dos colegas del trabajo y a algunas personas de nuestras redes de voluntarios, que constituían unas 40 personas”. Así, nació en su idioma original Plastic Free July, al que “se fueron uniendo más y más personas”.

Actualmente, según informa el sitio web Plastic Free July, la campaña ha inspirado a más de 100 millones de participantes en 190 países. Durante la última edición, su página recibió más de medio millón de visitas únicas. Los países que más protagonismo tomaron por sus acciones fueron China, India, Estados Unidos, Corea del Sur, Italia y Brasil.

Además, participaron activamente lugares de trabajo (14.224), comunidades y escuelas (7.248) y cafeterías y tiendas minoristas (5.835). Los individuos involucrados en la campaña tenían un 25% más de probabilidades de adoptar prácticas para reducir el plástico que el promedio del resto del mundo.

La cara local de la campaña

Unplastify es una empresa que busca prevenir la contaminación plástica y regenerar los océanos. Crearon el término “desplastificar”, que se refiere a la “acción progresiva de minimizar el uso de plásticos descartables de manera sistémica”.

La organización plantea Julio sin Plástico como un desafío de 21 días (del 1° al 26 de julio), en el cual los participantes deben elegir un plástico para eliminar de su cotidianeidad. El plan es organizado en tres fases y corresponden a una por semana.

A lo largo de la campaña, referentes y aliados de Unplastify buscarán acompañar a las personas que participan del reto desplastificante a través de distintas consignas, formularios y encuentros virtuales para realizar el seguimiento de cada progreso. En esta edición, estiman cambiar los hábitos de consumo de 3.500 rutinas.

Agustina Besada, cofundadora y CEO de Unplastify, contó: “Este año vamos poner foco en las recaídas, en las cosas que uno dice que va a hacer y luego se tropieza y no lo logra; cómo reírnos también de eso y poder seguir superándolo, incluso cuando no lo logramos”.

Según Unplastify, este año se inscribieron casi 3.000 participantes de 27 países al desafío para cambiar su relación con el plástico, y se sumaron más de 75 aliados de manera activa e invitaron a su comunidad a participar.

Más allá del reto de las tres semanas, “el objetivo este año es sumar cada vez más empresas al camino de la desplastificación y acompañarlos en el recorrido. Desde medir el impacto de lo que ya han logrado e identificar el diagnóstico inicial, hasta trazar la hoja de ruta”, señaló Besada.

En la misma línea, Prince-Ruiz acentuó: “Necesitamos una gestión responsable de los productos, donde las empresas sean responsables de los artículos o los envases plásticos durante toda su vida útil, y no solo hasta venderlos. Hacen falta sistemas de depósito de envases de bebidas o esquemas de devolución para los plásticos, cuyo papel corresponde a los gobiernos. Dado que es un problema global, necesita ser una solución global”.

Regulaciones en la Argentina

En 2021, Unplastify publicó la primera edición del informe “Estado actual de regulaciones desplastificantes en Argentina”, cuyo objetivo era registrar la cantidad de regulaciones municipales, provinciales y nacionales sancionadas en el país.

Este año, se divulgó la segunda edición para mostrar la versión actualizada del informe difundido hace tres años y, a su vez, los avances en cuanto a la evasión y la reducción del plástico. Asimismo, Unplastify destacó que es importante conocer no solo cuántas regulaciones existen, sino también si se implementan.

El informe relevó en total 118 regulaciones, sumadas 26 nuevas respecto del informe publicado en 2021. De las 118 regulaciones que se inspeccionaron, 105 están vigentes, ocho fueron sancionadas (al momento de la elaboración del informe, aún no entraron en vigencia) y cinco se encuentran todavía en debate.

Dentro del mismo relevamiento, el 82% (97) de las regulaciones son municipales, el 16% (19) provinciales y el 2% (2) nacionales. No se sancionaron nuevas normas a nivel nacional desde la publicación del primer informe hasta la fecha y las regulaciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se incluyeron dentro del alcance provincial.

Según el último reporte, se observaron nuevas regulaciones a nivel municipal y provincial. Pero, si bien se presentaron varios proyectos a nivel nacional, no se aprobó ninguno en los últimos tres años.

Cambios sistémicos: reducir sin darse cuenta

“Promovemos cambios que vayan más allá de lo individual”, indicó Besada. Cuando una persona intenta promover una nueva norma o regla en diferentes ámbitos, como en la escuela, en la oficina o en reuniones grupales, Unplastify lo denomina “cambios sistémicos”.

Esto quiere decir que buscan “desplastificar a otros sin que se den cuenta, más allá de los consejos típicos para reducir el uso del plástico. Cuando uno piensa ‘cómo puedo tener un impacto más amplio’, ahí es donde juegan este tipo de cambios y brindan una solución y se convierte en un cómo puedo hacer para promover algo”, argumentó la cofundadora de Unplastify.

Desde el plano internacional, Prince-Ruiz comentó: “Estamos intentando involucrar a más personas en la elección de rechazar los plásticos de un solo uso, especialmente este año con las negociaciones del Tratado Global sobre Plásticos. Ahora es el momento en que los gobiernos necesitan escuchar a la gente y solucionar este problema”.

El último reporte de impacto global de Julio sin Plástico fue publicado a fines de septiembre de 2023 y registró que, durante los últimos cinco años, los participantes han evitado unos 10.000 millones de kilos de residuos, incluyendo 1400 millones de kilos de plástico. La campaña fue inspiración de 223 millones de cambios de conductas y alcanzó una reducción promedio de 18 kilos en residuos y reciclaje por persona y por año, lo que significó una disminución del 4,1% de generación de desechos.

Hoy, vivir “sin plástico es imposible”, declaró Prince-Ruiz, y dijo: “Queremos que la gente sepa que no se trata de ser perfecto”. “[Aunque] si mucha gente hace pequeños cambios, es mucho más poderoso que unas pocas personas siendo perfectas. Los pequeños cambios influyen en los negocios y en los gobiernos, y eso es lo que finalmente tiene que cambiar”, reflexionó.

De cara a una perspectiva más optimista, una vez que la otra persona tomó conciencia ante el problema de la contaminación por plásticos, Besada sugirió “que no se desanime, que es mucho el plástico que va a haber en la calle”. “Es un objetivo muy ambicioso y una tarea muy difícil la que tenemos [la de reducir los plásticos], entonces hay que celebrar los logros paso a paso”, concluyó la CEO de Unplastify.

Consejos para reducir tu consumo de plástico

  • Llevá una botella de agua reutilizable a donde vayas para evitar comprar botellas de plástico descartables
  • Llevá una bolsa de tela a los supermercados para las compras
  • Usá un vaso de café reutilizable si pedís café para llevar o aprovechá la taza del local
  • Evitá los sorbetes de plástico y elegí otra alternativa más amigable, como los de papel

Si te interesa saber cómo podés desplastificar aún más tu vida, visitá Unplastify y Plastic Free July.

Por Regina Dewey

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