Kenia: usan los excrementos humanos para cocinar

Mรกs leรญdas

El humo se eleva, denso y asfixiante, sobre los fogones y ocupa la mitad de esta cocina keniana, mientras la otra media permanece curiosamente clara y respirable porque, aunque nadie lo sospecha, lo que arde en el โ€œjikoโ€ u hornillo no es carbรณn, sino briquetas hechas con residuos humanos.

En esta โ€œkibandaโ€ -nombre de los restaurantes callejeros en suajili, la lengua nacional de Kenia- de Nakuru, ciudad al noroeste de Nairobi, la capital del paรญs, utilizan esta alternativa al carbรณn que convierte excrementos humanos en fuente de calor y energรญa.

โ€œUtilizamos deshechos humanos como materia prima y los combinamos con otros residuos como serrรญn de los vendedores localesโ€, explica a Efe el ingeniero John Irungu, administrador de la planta de tratamiento de aguas fecales de Nakuru.

Makaa Dotcom es el nombre de esta marca, impulsada por la Empresa de Servicios de Agua y Saneamiento de Nakuru (NAWASSCO, por sus siglas en inglรฉs), que supone una pequeรฑa revoluciรณn para la urbe keniana, en tรฉrminos de salud, higiene y medio ambiente.

Segรบn la Junta Reguladora de Servicios de Agua de Kenia (WASREB por sus siglas en inglรฉs), solo un 30 % de la poblaciรณn de la ciudad estรก conectada a la red de alcantarillado mientras el resto solo tiene acceso a precarias letrinas.

Vaciar estos retretes es el trabajo de algunas personas que, hasta hace poco, cobraban por hacer desaparecer los residuos donde pudieran: desde las alcantarillas hasta los rรญos, contaminando el agua.

Pero este escenario empezรณ a cambiar en 2018 cuando, tras cinco aรฑos de investigaciรณn, Makaa Dotcom se puso en marcha para ofrecer un sistema de recogida de residuos sostenible y obtener un beneficio econรณmico de รฉl. Misiรณn imposible, dirรญa cualquiera.

Ni huelen ni generan humo

La planta de tratamiento no huele mal ni estรก sucia, aparte de los excrementos de bรบfalo que salpican el gran prado donde se encuentra.

โ€œTenemos algunos problemas con los animales del Parque (Nacional del Lago Nakuru)โ€, se excusa con una sonrisa Irungu.

Las aguas fecales llegan a esta planta a travรฉs de las dos รบnicas lรญneas de alcantarillado de la ciudad y mediante los doce camiones que hacen una veintena de viajes al dรญa con los residuos recogidos de los tanques instalados en esos barrios donde antes no existรญa un sistema adecuado.

Pero el proyecto, que genera trabajo para unas 200 personas incluyendo todas las fases de comercializaciรณn, โ€œno condenaโ€ a quienes se encargaban de vaciar de manera semi-clandestina esas letrinas; les ha dado formaciรณn y equipamiento y, ahora, โ€œestรกn legalizadas y tienen licenciaโ€.

Una vez las aguas fecales llegan a la planta, se filtran y la materia se deja reposar unas tres semanas en unos invernaderos para deshidratarla, tras lo que comienza la fase mรกs importante: la carbonizaciรณn.

En el interior de un horno atronador se somete esta materia a altas temperaturas (unos 450 grados), para eliminar cualquier patรณgeno.

Tras carbonizar tambiรฉn el serrรญn -otro residuo generado por los aserraderos de Nakuru al que este proyecto da salida- ambos productos se muelen y mezclan en grandes barriles rotatorios, aรฑadiendo melaza -un deshecho lรญquido derivado de la producciรณn de azรบcar- que aglutina esos materiales y ademรกs los impregna de un dulce aroma.

โ€œCuando ves el producto final, no se puede diferenciar del carbรณn normal, nunca dirรญas que procede de las aguas fecales. Por eso los clientes se sienten cรณmodos. No huele y no produce humoโ€, asegura John Irungu, sosteniendo en sus manos una esfera negra casi perfecta.

Una economรญa circular

Segรบn los impulsores del proyecto, una tonelada (1000kg) de estas briquetas equivale a 88 รกrboles salvados que hubieran sido usados como fuente de carbรณn.

โ€œEs economรญa circular: obtenemos los residuos, fabricamos las briquetas, la gente las usa para cocinar, comen, visitan el lavabo y obtenemos los residuos de nuevoโ€, subraya Irungu.

Las mujeres de la comunidad fueron quienes bautizaron el producto como Makaa, carbรณn en suajili, y Dotcom, el nombre de una marca de dulces que se parecen en su forma a las briquetas y, a la vez, una expresiรณn utilizada por los kenianos para referirse a algo moderno (ya que significa โ€œpunto comโ€ en inglรฉs). Carbรณn moderno, pues.

Desde su pequeรฑa kibanda en una de las diรกfanas avenidas de Nakuru, donde decenas de clientes cada dรญa toman chai (tรฉ) con chapati (un tipo de pan plano), Johnson Ndimu, de 64 aรฑos, opta de momento por combinar el carbรณn tradicional con las briquetas.

Aunque el carbรณn se enciende mรกs rรกpido, dice, las briquetas de Makaa Dotcom โ€œarden durante mรกs rato -tres veces mรกs, segรบn Irungu- y puedo dejarlas el dรญa entero en el jikuโ€.

Unos 300 hogares se nutren de este innovador producto, que tiene un coste parecido al carbรณn -unos 1500 chelines kenianos (12 euros/14,2 dรณlares) por 50kg de briquetas- y demuestra que beneficio econรณmico y protecciรณn de la naturaleza a veces pueden ir de la mano y, encima, oler bien.

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