Lo más probable es que el legado físico perdurable del auge del internet en China no sean los centros de oficinas de cristal y acero ni los departamentos elegantes de las élites tecnológicas. Será el plástico.
El enorme crecimiento de las aplicaciones de entrega de alimentos a domicilio en China está inundando al país de contenedores, utensilios y bolsas. El sistema irregular de reciclaje no puede seguirle el paso al problema. La mayoría del plástico se desecha, se sepulta o se quema con el resto de la basura, dicen investigadores y recicladores.
Los científicos calculan que el negocio en línea de la comida a domicilio en China fue responsable de 1,6 millones de toneladas de basura de empaques en 2017, nueve veces más que lo desechado dos años antes. Eso incluye 1,2 millones de toneladas de contenedores de plástico, 175 mil toneladas de palillos desechables, 164 mil toneladas de bolsas de plástico y 44 mil toneladas de cucharas de plástico.
En conjunto, es más que el total de la basura comercial y residencial de todo tipo que se desecha cada año en la ciudad de Filadelfia. El total de 2018 alcanzó los dos millones de toneladas, según cálculos.
Aun así, la gente en China genera menos desperdicios plásticos per cápita que los estadounidenses. Sin embargo, los investigadores calculan que casi tres cuartos de los desechos plásticos de China terminan en rellenos sanitarios mal gestionados o al aire libre, donde fácilmente pueden llegar al mar. A los océanos entra más plástico proveniente de China que de cualquier otro país. Al plástico le puede tomar siglos desintegrarse en el mar.
Los recicladores logran convertir parte del plástico que se desecha en China en material utilizable para alimentar a las fábricas de la nación. El país recicla aproximadamente una cuarta parte de su plástico, según muestran las estadísticas del gobierno, en comparación con menos del diez por ciento en Estados Unidos.
No obstante, en China, las cajas de comida para llevar casi no se reciclan. Primero se deben lavar. Pesan tan poco que los recolectores deben reunir una gran cantidad para poder venderles lo suficiente a los recicladores.
‘Trabajar media jornada solo por unos centavos no vale la pena’, dijo Ren Yong, de 40 años, un recolector de basura en un edificio de oficinas del centro de Shanghái. Dijo que tiraba los contenedores a la basura.
Para muchas personas exhaustas o simplemente perezosas en las zonas urbanas de China, las principales plataformas de comida a domicilio Meituan y Ele.me están remplazando a los platillos caseros y los restaurantes como los medios principales para alimentarse. La entrega a domicilio es tan barata y las aplicaciones ofrecen descuentos tan generosos, que ahora es posible creer que ordenar el envío de una sola taza de café es algo cuerdo y razonable.
La transformación de la vida diaria ha sido veloz. Meituan dice que entregó 6400 millones de pedidos de comida el año pasado, un aumento de casi el 60 por ciento en comparación con 2017. Esos pedidos tuvieron un valor de 42.000 millones de dólares en total, lo cual significa que, en promedio, cada orden tuvo un costo de 6,50 dólares, casi lo suficiente para una comida decente para una persona en una gran ciudad china.
Ele.me (que significa ‘¿Tienes hambre?’) no ha revelado sus cifras. Sin embargo, en todas las principales aplicaciones de comida a domicilio en China se entregaron órdenes con un valor combinado de 70 mil millones de dólares en 2018, de acuerdo con la firma de análisis iResearch.
En contraste, se espera que las ventas de comida a domicilio en internet en Estados Unidos sumen 19 mil millones este año, de acuerdo con Statista. Uber dice que su servicio Uber Eats generó 7900 millones de dólares en pedidos a nivel mundial el año pasado. GrubHub informó que tuvo ventas de 5100 millones de dólares y 159 millones de pedidos en 2018, lo cual implicó un valor promedio por pedido de 32 dólares.