Ríos del Caribe registran un alarmante aumento de microplásticos

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Aunque se ha avanzado en el estudio de los microplásticos en los océanos, las investigaciones relacionadas con ríos, particularmente en América Latina y el Caribe, son limitadas.

Un análisis publicado en Science en 2024 estimó que entre 10 y 40 millones de toneladas de microplásticos ingresan al medio ambiente cada año y que esta cifra podría duplicarse para 2040 si no se adoptan medidas efectivas. Sin embargo, los estudios sobre microplásticos en América Latina representan apenas el 4,8% de la investigación global en este campo.

Dos de los ríos más contaminados con plástico en la región son el Amazonas, que aporta 63.900 toneladas anuales de desechos plásticos al océano, y el Río Magdalena, en Colombia, responsable de 29.500 toneladas al año. Además, recientes investigaciones han analizado este tipo de contaminación en ríos de Cuba y Venezuela, arrojando resultados alarmantes.

En Cuba, se estudiaron las aguas del río Almendares, en La Habana, y el río Baños del San Juan, en una zona rural próxima a la capital. El río urbano mostró una alta presencia de microplásticos debido a los desechos industriales y domésticos, mientras que el río rural, aunque con menor actividad humana, también presentó contaminación significativa.

De manera similar, un estudio en el río Chichi, en Venezuela, reveló que la contaminación plástica en la bahía de Chichiriviche, donde desemboca el río, es hasta 3,8 veces mayor aguas abajo, destacando el papel del pueblo como fuente de contaminación.

El impacto de los textiles y los desafíos que plantean los microplásticos en ríos de Latinoamérica y el Caribe

Tanto en Cuba como en Venezuela, las fibras textiles, principalmente de poliéster y otras telas sintéticas, representaron el tipo de microplástico más común. Estas partículas, liberadas durante el lavado, terminan en los ríos debido al insuficiente tratamiento de aguas residuales, lo que demuestra la conexión directa entre actividades domésticas y contaminación acuática.

Los estudios también revelaron que los niveles de microplásticos aumentan durante la temporada de lluvias, transportando estas partículas desde los ríos hacia los océanos. Además, en Cuba se encontró que las partículas se acumulan en los sedimentos fluviales, afectando procesos naturales como la descomposición de materia orgánica y alterando la actividad de microorganismos esenciales.

Andreia Neves Fernandes, coordinadora de un laboratorio ambiental en Brasil, subraya la importancia de comprender cómo interactúan los microplásticos con otros contaminantes y la materia orgánica. Según Fernandes, este conocimiento será esencial para diseñar intervenciones efectivas que aborden esta problemática.

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