Según datos que de la revista National Geographic, a nivel mundial se utilizan casi cuatro millones de barbijos descartables por minuto, que son mucho más contaminantes que los de tela, ya que se estima que tardan 450 años en degradarse. Si bien el barbijo constituye uno de los elementos más eficaces en la lucha contra el covid, ayudando a frenar la alta propagación del virus, si no se deshecha de manera adecuada, se transforma en un serio riesgo para el medio ambiente.
Nunca deben ser desechados a la vía pública por un doble peligro: por un lado, podrían estar contaminados. Por otra parte, dañan el medio ambiente. Está a la vista que la pandemia dejará secuelas a largo plazo en la salud de los humanos y probablemente más severas en el planeta.
Estos elementos de protección están confeccionados de fibras plásticas, esencialmente propileno, que se desarman fácilmente y se convierten en partículas más pequeñas, pero no se degradan y cada barbijo puede generar hasta 173.000 microfibras no degradables y según los expertos, el problema es que ya no pueden ser recuperados del ambiente y pasan al agua o a la tierra.
Aunque los barbijos que se descartan en centros de salud cuentan con un protocolo de eliminación al ser considerados como posibles agentes patogénicos, el resto de las personas los trata como residuo común y generalmente terminan en basurales. Un reporte de la OMS resalta el hecho que de no tomarse medidas concretas al respecto, un alto porcentaje del plástico extra generado en estos dos años de pandemia, la contaminación será extremadamente alta.
Cómo es el proyecto argentino que busca incorporar barbijos al pavimento
Hay distintas opciones con el fin de reducir en la medida de lo posible el impacto negativo que los barbijos desechados producirán en el medio ambiente y desde el Centro de Interpretación Ambiental y Tecnológico (CIAT), de Tafí Viejo, aseguran que, como no se pueden reutilizar, pueden usarse como relleno de los ecoladrillos, para lo cual se los puede introducir en botellas y entregar en sitios de reciclaje.
También se conoció una investigación del LEMAC, Centro de Investigación Viales de la UTN Facultad Regional La Plata, que trabaja en un proyecto de probar si los barbijos son útiles para extender la vida útil del pavimento, ya que uno de sus componentes, la friselina, , proporcionaría mayor durabilidad a las construcciones viales.
Esta iniciativa es parte de un proyecto de investigación iniciado por el Programa de Incentivos del Ministerio de Educación “Inclusión de nuevas tecnologías y materiales alternativos en pavimentos flexibles multicapas; diseño, aspectos económicos y análisis estructural”. “Se trata de establecer una vía de deposición de este residuo, que ha incrementado sus volúmenes de producción de manera exponencial desde el inicio de la pandemia, con una utilidad en cuanto a la aplicación vial asociada”, explicó en un comunicado Julián Rivera, subdirector del LEMAC.