Y es que este tipo de embarcaciones suelen aportar derrames oleosos que conribuyen a la contaminación. 

Una situación similar se viene registrando en la bahía de Cartagena, cuyas aguas volvieron a su azul turquesa, al igual que en otras ciudades costeras del país, donde la naturaleza ha reverdecido ante la ausencia de actividades marítimas y de humanos para desarrollarlas.