Con un acto que se realizará este viernes en Trelew, el Gobierno de Chubut -de manera conjunta con los municipios de la costa atlántica y guardafaunas chubutenses-, dejará oficialmente inaugurada la temporada de pingüinos en Punta Tombo.
La particularidad de esta temporada de pingüinos es que se habilitará con medidas preventivas por el virus de influenza aviar que hasta el momento no se ha reportado en aves de la zona, aunque sí en mamíferos, como lobos de un pelo y el caso de un elefante marino.
En simultáneo comenzará también mañana la “Semana de los pingüinos en Chubut” -que fue distinguida con el sello “marca país”-, la que se llevará adelante hasta el 21 de septiembre con actividades promocionales y educativas, para exponer los atractivos que ofrece ese recurso en apostaderos de Península Valdés y Cabo Dos Bahías.
La subsecretaria de Conservación y Áreas Protegidas del Chubut, Nadia Blanco, admitió en diálogo con Télam que “esta temporada se habilita con la preocupación lógica de la influenza aviar, por lo que se tomarán todas las medidas preventivas, pero con la tranquilidad de que por ahora no se detectaron casos en aves“.
Por la situación de la llamada “gripe aviar” se realizarán tareas de limpieza de suela de calzados en los accesos a las pasarelas y se recorrerán los senderos por grupos reducidos de manera que se evite todo contacto con los ejemplares.
“Nosotros contamos con el monitoreo permanente del personal especializado del Senasa y estaremos atentos a la evolución del virus como así también dispuestos a tomar las medidas preventivas necesarias para evitar la propagación” aclaró Bravo.
Una atracción turística en la Patagonia
La temporada que se inaugura mañana se extenderá hasta abril del año próximo, tiempo durante el cual los pingüinos cumplirán el ciclo de reproducción, nacimiento, aprendizaje e independencia de los jóvenes.
Se estima que en el apostadero de Punta Tombo, ubicado 80 kilómetros al sur de Rawson, la capital del Chubut, la colonia en su pico de población llega al millón de ejemplares, por lo que es considerado uno de los lugares más importantes del mundo para los Pingüinos de Magallanes.
Estas pintorescas aves tienen el hábito de volver al mismo nido todos los años, aunque por el momento no se registraron llegadas masivas que durante las próximas semanas comenzarán a notarse.
Los primeros ejemplares en llegar son los pingüinos machos que comienzan de inmediato a reacondicionar sus nidos, y luego inician su “desembarco” las hembras que en pocas semanas comenzarán a poner dos huevos y tras 40 días de incubación compartida con su pareja, vigilarán en conjunto el nacimiento los pichones.
Tanto las hembras como los machos preservan el nido y alimentan a las crías con anchoitas y calamar.
Estos pichones nacen cubiertos de un plumón gris oscuro que en febrero lo mudan por un plumaje juvenil que les permitirá realizar sus primeras incursiones en el mar para buscar su propio alimento a la espera de adquirir el plumaje adulto que obtendrán -si sobreviven a las duras condiciones- recién el año que viene.
Se trata de una especie muy amigable y carismática para los turistas porque permiten que se les tomen fotografías, filmen o contemplen desde muy cerca, aunque por las medidas contra la influenza aviar la distancia será de por lo menos 2 metros.
Punta Tombo cuenta con un Centro de Interpretación que invita a formar parte de un recorrido desde el fondo del mar hasta la superficie y su convivencia con la fauna actual, tras lo cual se puede iniciar una recorrida por un sendero de 3 kilómetros con diferentes miradores.
Al atractivo central de los pingüinos se suma la coexistencia con una variada fauna de aves marinas, como los cormoranes, gaviotas cocineras, gaviotas australes, gaviotines, skuas y ostreros.
También merodean la reserva otras aves propias de la estepa patagónica, como choiques, martinetas, chingolos y calandrias, y completan el cuadro de la activa colonia ecológica los mamíferos de la zona como guanacos, maras, zorros, piches y peludos y otros carroñeros atraídos por los huevos.