La Patagonia argentina es conocida por sus vastos paisajes, su fauna salvaje y una geografía que invita a la aventura. Son diversas las formas que ofrece este entorno para conectar con la naturaleza. Una de ellas es a través de los paseos en bicicleta en Rocas Coloradas.
Sin el ruido de los motores y a ritmo pausado, la experiencia de pedalear por los senderos patagónicos sumerge en una armonía natural que de otra manera no se podría lograr.
Marcelo Hernández, a sus 55 años, vive en Rada Tily y es un apasionado de la naturaleza. Desde hace más de una década, ha transformado su amor por la bicicleta en una forma de vida que combina turismo, deporte y cultura. “Siempre estuve cautivado por la Patagonia y su naturaleza”, cuenta el ciclista.
Con más de diez años como emprendedor independiente, Marcelo ha creado una oferta distinta para todo tipo de visitantes. “Ofrecemos de todo: desde salidas guiadas hasta reparaciones mecánicas. Nos especializamos en cicloturismo, combinando lo local con experiencias deportivas, culturales y gastronómicas”, explica.
Rocas Coloradas: un destino para todos los sentidos
Recorrer lugares como Rocas Coloradas, en cercanías a Comodoro Rivadavia, es una experiencia que seduce desde el primer momento. “Pedalear por Rocas Coloradas es realmente un viaje impactante”, comenta Marcelo, quien desde hace años lidera estas expediciones. “La conexión que se logra con la naturaleza, el silencio, los colores del paisaje, es increíble, es como si la inmensidad de la estepa te hiciera ver lo pequeños que somos”.
Las formaciones geológicas de este destino, con capas que datan de millones de años, contrastan con los espejos de agua que se forman a lo largo del trayecto, creando un paisaje que parece de otro mundo. “Es un lugar ideal para quienes buscan turismo de contemplación“, explica Marcelo, destacando el valor de apreciar el entorno sin causar un impacto negativo.
Rocas Coloradas se destaca por su belleza natural y su ambiente prístino. “Es un lugar que invita a la contemplación, a desconectarse de lo cotidiano”, afirma Marcelo. A medida que se avanza por los senderos, el paisaje cambia: los tonos rojizos de las formaciones contrastan con el azul del cielo y los espejos de agua que salpican la zona. “Es una de esas experiencias que te hacen sentir en paz, como si el tiempo se detuviera”, reflexiona el guía.
Además de la belleza visual, la fauna que habita la región ofrece otra capa de interés. “A menudo nos cruzamos con guanacos, maras y aves como la gaviota austral“, comenta, destacando cómo estos animales parecen fundirse con el entorno, haciendo que cada avistamiento sea un momento especial.
El recorrido
Según detalló Marcelo, el circuito comienza en el sector conocido como el parador. “Desde ahí comienzan todos. Primero se llega hasta la laguna, pasando por un colorido paisaje y hermosas formaciones rocosas hasta llegar al bosque petrificado”.
“Durante el recorrido, llegando al mediodía, organizamos una pequeña parada para almorzar y recuperar energías contemplando el bellísimo entorno que nos rodea”.
Las salidas por Rocas Coloradas son de dificultad media/alta debido al terreno y a las condiciones climáticas cambiantes. Si bien el recorrido está planificado se adapta a las demandas del grupo.
Entre naturaleza y cultura
Las rutas en bicicleta no solo son una oportunidad para conectar con la naturaleza, sino también para adentrarse en la historia y la cultura de la región. Las salidas culturales permiten explorar barrios históricos de Comodoro Rivadavia y los rincones de Rada Tilly “Muchos turistas se sorprenden cuando ven estos lugares por primera vez. Para ellos, descubrir la historia de nuestra ciudad en bicicleta les añade un valor especial”, comenta.
Pero no todo es historia y cultura; las experiencias gastronómicas también forman parte del recorrido. “En algunas salidas, combinamos la bici con una parada en Caleta Córdoba para degustar mariscos”, menciona, describiendo cómo un paseo por la costa puede terminar en un banquete frente al mar.
La Patagonia en bicicleta: un viaje para todos los sentidos
Pedalear por la Patagonia es una experiencia inmersiva que despierta los sentidos y crea una conexión profunda con la naturaleza. “Cada salida es diferente, pero siempre tiene algo en común: la oportunidad de descubrir la inmensidad de nuestra tierra a través de un medio de transporte tan simple como la bicicleta”, concluye Marcelo, quien sigue compartiendo su pasión por la Patagonia con quienes buscan algo más que un simple paseo.
Por Diego Crova
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