Desconectarse y experimentar la naturaleza allí donde todavía parece posible el descubrimiento. Así es el parque Karukinka, en la provincia chilena de Tierra del Fuego, un lugar que llama al turista más aventurero y un laboratorio natural con una sorprendente historia y un inmenso valor ecológico.
Karukinka se extiende por 300 mil hectáreas de bosque subantártico, humedales, estepas, paisaje costero, montañas nevadas y lagos y ríos llenos de vida, donde hacer senderismo, navegar en kayak, practicar pesca deportiva o recorrer en bicicleta.
Aunque hoy resulta difícil de creer, buena parte de este lugar se encontraba hace trece años en manos de una compañía canadiense dispuesta a explotar sus bosques.