Nunca como este verano se vieron tantos kayacs sobre automóviles, directamente amarrados encima de los techos, sobre portaequipajes o soportes específicos para estas embarcaciones.
Los más populares son los de plástico, para una, dos o tres personas, muy similares entre las marcas aunque con diferentes detalles de terminación, peso, estabilidad o navegabilidad.
Los más experimentados y apasionados por el deporte del remo recurren a botes de fibra de vidrio o materiales parecidos, que son menos estables pero muy seguros, y de gran navegabilidad para travesías de varias horas en cualquier tipo de escenario: un lago calmo o con grandes olas y mucho viento.
Incluso éstos permiten llevar en un buche una carpa pequeña, una parrilla, un calentador y elementos válidos a la hora de navegar jornadas completas y pernoctar en el viaje.
También se multiplicaron los prestadores que alquilan kayacs, ya sea en campings, a la vera de las rutas más visitadas por los turistas, o en playas por las que van rotando con sus trailers cargados de botes.
Varias de las empresas ofrecen excursiones de medio día, uno entero o varios, por el lago Nahuel Huapi o los que lo rodean, el río Limay a la meseta, y otros espejos o cursos de agua, y algunos invitan a una excursión de varios días desde la cordillera al mar.
A nivel servicios, Bariloche y las localidades cordilleranas de Río Negro, Neuquén y Chubut adquirieron gran prestigio y competencia en los últimos años, lo que llevó a la ciudad a ser declarada como Capital Nacional del Turismo Aventura en función de esta oferta sumada a la de otras actividades.
La PNA recomienda usar siempre el chaleco salvavidas, conocer el pronóstico meteorológico, remar alejado de buques o embarcaciones deportivas y, en caso de vuelco, nunca abandonar el kayak, que siempre posee reserva de flotabilidad, en tanto los menores de 18 años siempre deben ir acompañados por mayores.
Alejandro San Martín
Télam
