Rodeada por las sierras de Córdoba, La Cumbrecita es un pueblo completamente peatonal, el único en su especie en toda Argentina. Durante gran parte del año, el verde se apodera del pueblo con casitas de estilo alpino, generando un paisaje ideal para conectar con la naturaleza y descansar.
Desde la capital de Córdoba hasta La Cumbrecita hay poco más de 76 kilómetros en línea recta y 114 kilómetros por ruta hacia el sudoeste. En tiempo reloj, el viaje dura entre una hora y 45 minutos a una hora 50. Los últimos minutos circulan por un camino serpenteante que da la bienvenida al pintoresco paisaje.
En auto, se debe tomar la RP 5 o la RP 109 desde Córdoba y recorrer entre 114 y 118 kilómetros. En colectivo, se deberá realizar en dos tramos: primero, Córdoba-Villa General Belgrano y luego Villa General Belgrano-La Cumbrecita, opción que demanda un total aproximado de tres horas.
Qué hacer en La Cumbrecita, Córdoba
Durante el otoño, las tonalidades verde y ocre invaden la vegetación y hacen juego con los colores madera de las construcciones del pueblo. Los senderos señalizados del pueblo guían al visitante a través de bosques de vegetación frondosa, arroyos, ríos, playas y cascadas: un entorno ideal para programar caminatas.
En las sierras de Córdoba nace un estilo gastronómico que combina lo criollo con lo centro-europeo. Bares, ferias y restaurantes puede servir desde platos alemanes -como chucrut, goulash y strudel- hasta el más típico de los asados o la tan solicitada pizza. Las cervezas artesanales son ya una tradición en La Cumbrecita y no faltan en cada uno de sus rincones.
La oferta gastronómica destacada de La Cumbrecita está conformada por una serie de restaurantes clásicos y antiquísimos del lugar. Quienes quieran degustar los mejores almuerzos o cenas, no deben dudar en hacer una visita a Helmut, una de las casas más antiguas del pueblo donde las minutas resaltan.
Edelweiss Delikatessen, la casa de té de La Cumbrecita, espera a los visitantes mpas fanáticos de las meriendas. Allí se pueden encontrar miles de variedades de infusiones y tortas caseras. Pero también hay opciones para quienes tienen dietas especiales, como el restaurante Engel, que tiene un menú para celíacos.
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