Entre 1998 y 2013, dos satélites de la NASA reunieron datos sobre el número y ubicación de los relámapagos recogidos en todo el mundo.
El trabajo permitió realizar un mapa global que reveló una mayor concentración de rayos en las zonas más cercanas al ecuador y más sobre tierra firme que sobre los océanos.
Esto se explica porque la tierra sólida absorbe la luz solar y se calienta más rápido que el agua. Eso da lugar a una convección fuerte y una mayor inestabilidad atmosférica, lo que conduce a la producción de la clase de tormentas que producen rayos.
Las manchas en el planeta con la mayor cantidad de relámpagos resultan ser el Lago de Maracaibo en el noroeste de Venezuela, donde la combinación de calor, humedad y el viento de la cordillera de los Andes que lo rodea provoca tormentas espectaculares. La segunda zona con más rayos es la parte más oriental de la República Democrática del Congo.