Según un estudio de un equipo internacional de científicos la polución por plásticos y los contaminantes ambientales de su hábitat también están empezando a afectar seriamente el sistema endocrino y el ciclo de reproducción del oso polar.
Ciertamente, el cambio climático es su principal enemigo, pero no hay que olvidar el estrés nutricional, la reducción del hielo polar, el contacto con el hombre, las enfermedades, los parásitos y la exposición a contaminantes ambientales, que están mermando la salud del oso polar ártico.
Los investigadores se centraron en el oso polar ártico que vive en Groenlandia, ya que se encuentra expuesto a niveles crecientes de una gran variedad de contaminantes organoclorados y pesticidas, que impactan sobre las hormonas tiroideas en plasma, tejidos y enzimas desiodasas, que son las encargadas de mantener estables los niveles hormonales.