La estupefacción de fuentes cercanas al último caso de maltrato animal es patente. Una veintena larga de cazadores de Huelva han cortado orejas y rabos a cientos de perros con sus propias navajas, en pleno campo y alejados de un quirófano.
Las consecuencias son heridas abiertas que tardan años en cicatrizar o nunca se cierran del todo, con el objetivo de ahorrarse 40 euros por cada perro que evita la clínica veterinaria.
La ley tipifica estas operaciones estéticas como delito desde 2003 en Andalucía. Sin embargo, lo más sorprendente de estos casos que instruyen varios juzgados onubenses es que las mutilaciones contaron con la connivencia de seis veterinarios, detenidos por falsificar los permisos de estas operaciones ilegales.
La Operación Ears del Seprona comenzó hace un año y permanece abierta. De hecho, la cifra de 32 detenidos aumentará previsiblemente hasta los 50 cazadores y dueños de perros de raza pitbull imputados (investigados según la nueva denominación) por maltrato animal en tres comarcas (la Sierra, el Condado y Huelva).
Tras la intervención de la Fiscalía de Medio Ambiente, esta semana un juez ha condenado a 10 meses de prisión al primero de los cazadores, según fuentes del caso. La gran mayoría de los imputados se han negado a declarar tras su detención.