Fue rescatado por una joven proteccionista, el perro estaba moribundo en la calle en estado de desnutrición, deshidratación, con una infección severa en la oreja y problemas de movilidad.
Al trasladarlo hacia una veterinaria, el médico informó que el corte que tenía en la oreja había sido propiciado con un machete o hacha. A su vez, también informó el dolor era producto de traumatismos varios, los cuales habían sido producto de hechos intencionales y no accidentales.
Notaron que el can es extremadamente mimoso y no quiere compartir hogar con otros perros.
La respuesta del veterinario interviniente fue que era posible que el perro haya sido víctima de haber sido capturado para entrenar perros de pelea y su rechazo a otros perros se deba a eso.
Hubo riesgo severo de vida, pero sobrevivió y está en excelentes condiciones, solo perdió la oreja mutilada.
Hoy precisa cerrar su historia, consiguiendo un buen hogar y que su historia sea contada para ejemplificar un caso de extremo maltrato, exigir a la justicia y a la sociedad que se penen estos crímenes y se cumplan los derechos de los animales, tal como lo estipula la ley 14.346.